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Mostrando entradas de agosto, 2016

JJOO

Siento la necesidad de quemar los nudos de la espalda, la espalda que lleva la mochila, de esta mochila donde todos metieron los problemas de sus vidas. Y necesito cambiar la bici para salir a rodar por Bonifacio y no tener miedo de que se salga la cadena en plena bajada  y terminar hecha percha contra el asfalto.  Y vos me decís que me compre el casco, ¡caradura! vos que vas a mil sin darle bola a los semáforos, no entendés que me preocupo por vos que andas en dos ruedas como volando por San Juan.  Será que cuantas más cosas tenes que hacer, más planes alternativos se te ocurren, en principio necesitaría generar endorfinas o algo así como esa calma que dicen que te da la marihuana. Cuando estoy flotando por el mundo en una dimensión atemporal, y aunque no sé si siquiera si es físicamente posible, yo siento que el reloj se clavó, como el país cuando Messi le pifió y Argentina dejó de girar como si hubiera salido del planeta.  Y cuando estoy así quiero salir a pedalear porque c
No voy en trenes, no tengo donde ir. Avasalla un poco la imagen del ideal, quizás hayas nacido para vagar porque quién compraría el combo fallado de la soledad. Y por la ruta 40 haciendo dedo hasta el fin del mundo y desde ahí hasta el sol, no hay nieve ni altura más fría que aquella que te lleva al abismo de la propia existencia, del para qué estamos acá si al final estamos solos y somos algo respirando intentando avanzar. No quería un reemplazo, un transplante familiar, sólo esperaba una condena a aquella indiferencia. Y mucho menos esperaba una adopción que marcaba y resaltaba una falta explícita y cruel, si nunca hubo nadie atrás, ahora ya no quería a nadie más. Tal vez estaba hecho para caminar solo por el mundo, siempre viajando y nunca quedándose. Y he buscado en miles de pozos algo que viva, algo que mate, algo que escuche y algo que mire, algo que escriba, algo que borre .