Oh, llevame de nuevo al comienzo.
Lights will guide you home And ignite your bones And I will try to fix you Había una vez un hombre que llegó sin alardear, se presentó y de pronto demostró su ironía, su sutileza, su sarcasmo. Y creí que era un imbécil. Me cayó mal su altanería, su mal genio y su falta de amabilidad. No daba opción, no me dejaba elegir, tenía un buen argumento preparado para justificar su decisión. Aunque para mí, fueron de las mejor excusas que escuché. El tiempo voló: los días se sucedían sin permiso, las semanas se apuraban en llegar y los meses llenos de ansiedad querían terminar con aquella agonía que hoy no será detallada. Mientras, yo prestaba mis oídos a los consejos más estúpidos, recibía los abrazos más hipócritas en poco tiempo, y brindaba como un libro, mi corazón para que me entendieran. Y cuando me di cuenta de lo que realmente había recibido me sentí el ser más desdichado y repleto de soledad. Había a mí alrededor decenas y decenas de personas y ning