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Mostrando entradas de agosto, 2015
Te veo. Te veo acá al lado aunque con la oscuridad y sin los lentes no te veo tanto como quiero. Te veo mirando hacia adelante con cierta expresión indescifrable, reconozco el contorno de tu cuerpo y lo dibujo con el dedo. Y vos seguís mirando hacia adelante, a veces como en una burbuja impenetrable y yo sigo mirándote mirar. Suelo preguntarme qué te preguntás, qué idea te absorbe la atención y a qué universo inabordable estarás viajando cuando yo te contorneo de la palma de tu mano, pasando por el brazo hasta tu hombro, estación terminal tu cuello. Y allí me quedo, me gusta quedarme en tu cuello y un escalofrío me atraviesa cuando pienso 'que vulnerable es esta parte de tu cuerpo', quizás sensible, pero ahí estás, dejándome rozarte. Baja mi mano a tu pecho mientras me hago conciente de cómo tu rodilla toca mi pierna y cómo tu brazo me abraza por encima. Mi mano en tu pecho, te siente respirar. Mi oído en tu pecho, te escucha vibrar. Y en un mundo paralelo bailan las chicas una

Telegrama a un analista

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"Y yo qué sé viste, me quedo petrificada en la secuencia de que mis miedos son mis miedos, y que tampoco me tengo que mimetizar con miedos que no me son propios... pero la puta madre, es como una enfermedad contagiosa, ponele. Esa parte al menos. No sé, tengo aquel famoso noséqué en el pecho, y no se estaría aliviando... la vulnerabilidad me está matando. Re intento bajar mil cambios, y cuando eso pasa felicidad le gana a angustia, pero viste... No sé, no sé. No me está dialectizando el discurso. En realidad quiero encontrar un objeto concreto, puntual, y descargar toda mi ira sobre él. Porque igual, ¿qué puedo hacer? La seguridad es una falacia, de esas pésimas, crueles, y lo sé, lo pasé, lo tengo re asimilado, pero al menos... No sé. No sé, no me hacen cadena las representaciones, se estancan y cristalizan en el pánico voraz que me está carcomiendo. Y las ganas de que todo eso que a veces pienso, no sea cierto."

¡Pues claro!

"El miedo es aprendido".  ¡Pues claro! En el refugio profundo e impenetrable de sus más poderosos temores se tejían con total insania las dudas más peligrosas, las argumentaciones más trilladas, hasta quizás también las preguntas peor formuladas. Bajo las sábanas de su cubierta emocional, frente al gatillo de la amenaza de inestabilidad, el color gris difuso del día iba tomando forma y consistencia cual violento y hostil autoflagelo. Las escapatorias se habían cerrado, estaban sus puertas tapiadas con la madera de la cobardía y las ventanas enrejadas sólo aumentaban la sensación de claustrofobia que produce la rutina. No hay salida. Ni esta vez, ni aquella vez. Y ella lo sabía.  Armar una balsa con tortugas y cabello, así de endeble, así de ficcional, y salir a intentar flotar. En el pasado remoto del líquido amniótico, ese gen, el de remar, se extravió. O quizás, su hermano Caín El Cómodo lo asesinó.  Entrar en el juego, sencillamente, y aún peor, despojarse d

¿Qué?

(Y tan bonita que siempre tendrá problemas). Cayendo en picada en la vorágine infalible del discurso, sobrevolando la fortaleza sensacional. Escribir. Retraerse y morir. Escribir. Retraerse y sobrevivir. Esta vez ¿qué? Mi brújula tembló .

La Semana

Sonaban los cinco pibes, una de las mágicas esencias de la felicidad; aullaba el cuerpo evitando la resaca y las nubes corrían al otro hemisferio, alcanzando la meta, llegando de prepo. Por el tobogán de la psiquis, la montaña rusa verde y la roja combinadas como helado, eran nimiedades si pensaba comparar con el laberinto de su mismo pensar. El Muro atacado ferozmente, y desde adentro ¿qué? Nena, ¿qué querés? Tambaleaba Berlín, mientras caminaba por la cima de la muralla china, pensando de qué lado sería mejor caer. Brilla la conclusión de color naranja radiante en la mente: no podés tener una sin perder la otra, nena. Sabés, ¿de qué manera lo harás esta vez? El algodón de azúcar de la cabeza acalla fuertemente al tonto aquel del iceberg, 'callate, sos un mal amigo, calmate'. Las burbujas del aire flotan hacia allá, las vías de un tren que te llevará a algún lugar... si decidís viajar aunque sepas: no hay bola de cristal. No importa el qué, el cómo, el cuándo, es que esta