Y también
Un domingo raro aquel frente a la pc, escuchando unos locos con acento europeo. No tenía nada para cenar, para variar, y tampoco tenía ganas de cocinar. Pero sí tenía un barullo incansable en la cabeza, propio de otra época, insistente e imposible de callar. Suponía tener las respuestas también pero vaya uno a saber a cuál de todas las preguntas que se hizo alguna vez, en los últimos años y quizás, en los últimos diez días también. Qué inconsciente tenaz, qué cosa más molesta, que estúpido Freud que nos contó el secreto, responsabilizándonos. Que bronca también el vestido en el perchero, el rimmel de las pestañas y el desencanto del conocimiento, ese que pincha los globos más coloridos y rompe el hechizo de la calma. De la calma a la indignación, hay sólo un pasillo y un whatsapp. "¡Que no puede ser eso de ser tan egoísta y martir a la vez!". Mira si será posible personificar una escena propia de película frente al espejo y con los ojos a medio cerrar putando por lo