La Semana

Sonaban los cinco pibes, una de las mágicas esencias de la felicidad; aullaba el cuerpo evitando la resaca y las nubes corrían al otro hemisferio, alcanzando la meta, llegando de prepo.
Por el tobogán de la psiquis, la montaña rusa verde y la roja combinadas como helado, eran nimiedades si pensaba comparar con el laberinto de su mismo pensar. El Muro atacado ferozmente, y desde adentro ¿qué? Nena, ¿qué querés? Tambaleaba Berlín, mientras caminaba por la cima de la muralla china, pensando de qué lado sería mejor caer.
Brilla la conclusión de color naranja radiante en la mente: no podés tener una sin perder la otra, nena. Sabés, ¿de qué manera lo harás esta vez?
El algodón de azúcar de la cabeza acalla fuertemente al tonto aquel del iceberg, 'callate, sos un mal amigo, calmate'. Las burbujas del aire flotan hacia allá, las vías de un tren que te llevará a algún lugar... si decidís viajar aunque sepas: no hay bola de cristal.
No importa el qué, el cómo, el cuándo, es que esta vez, este torneo, no tiene nada para perder.

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