Fui consumiendo infiernos.



Consumiendo. Podría decirse que hace referencia a las drogas, al alcohol, violencia, u otros vicios. 
(Lugar en que hay mucho alboroto, discordia o violencia y destrucción.)

Bueno, yo no consumo nada, nada tangible al menos. Ni alcohol, ni drogas, ni violencia me tienen atada a ellos. Pero la tierra a veces se transforma en un infierno como esos de ahí arriba. Podríamos decir que al consumir cualquier cosa estaríamos huyendo de ese desastre, escapándole a la pena y refugiándonos en la inconsciencia. Quizás resulte asquerosamente frívolo, pero me parece muy práctico, muy sencillo, y que no merece ninguna compasión. Escapate tranquilo a la desesperación más cercana mientras otro acá se ocupa o intenta aliviarte el dolor (Partiendo de la base que todos le importamos al menos a alguien... Ponele). Total. Otra persona sufre su ausencia mental, tu inconsciencia, tu locura ficticia, armada, todo un show montado para zafar de la desolación, de la urgencia, de un mundo enemistado con los sentimientos. 
Bueno, paguemos los platos rotos de cualquier persona que nos importe, porque claro, nosotros también somos buenas personas, y sensibles y fieles. Sí, claro.
Por otro lado, es requisito necesario caer al vacío más hondo, al pozo más profundo, y no sólo caer, sino también quedarse medio vivo más muerto que vivo ahí 'descansando' para que alguien se de cuenta qué mal que va la cosa, porqué será que a uno ya no le importa. Claro, porque estamos ante la opción más terrorífica de este mundo mortal: claro, la muerte. Esa muerte que nadie vio venir, nadie quiso mirar, dejará a toda esa gente buena preocupándose y preguntándose "¿Qué podría haber hecho yo?". Con toda la culpa, con todas las incógnitas... Preferible que se salve, así no cargamos con esas ideas.
A su vez, como dice en un libro, en esa zaga que tanto me gusta "Sumido en la indiferencia, sin pensar en nada, suspendido en la tristeza." Obvio que en ese momento de tu vida, del desengaño, de la angustia, de la soledad, sos insignificante. "Mañana se te pasa" "Es el día" Claro, como si uno se catalogase según el clima. En esa instancia no vale la pena malgastar el tiempo intentando acompañarte, porque por el momento no hay riesgos y es una tarea muy densa. Ni siquiera entra en esa cabeza la idea de "dejémoslo caer" (por supuesto, así vez qué fuerte que sos!), es tal la indiferencia, la ignorancia, el desamparo. El tiempo los corre a todos, uno de los peores inventos del ser humano el reloj. 
Pero tampoco seamos simplistas, está bien, yo estoy mal pero convengamos que el entorno no suma, es más, divide, radica (ción), y demás cuentas. Tiende a cero lo mires por donde lo mires. A NADA. La nada, el vacío, todo esto material que no significa nada para mí. 
Pero yo no estoy en la cima de la montaña quejándome porque el aire es gratis, ni tampoco en el pozo más hondo (tenemos parámetros para comparar), sino, en plena estadía en el lujoso hotel de esa autora, frente al monitor, porque decir todo esto con la voz es muy difícil, expresarse cuesta un huevo, y siempre, SIEMPRE está el error (Lisoform, 99,9% de probabilidades de que suceda) de elegir a la persona equivocada, y quedar más solo que antes. Como decía, yo no estoy en ningún polo, sino como dice ella que me atrapó siempre, en sus libros de magia, "Sumido en la indiferencia..." Porque mis fuerzas se agotan, mis ganas captan la fecha de vencimiento más cercana como antenas de tv que estupidizan cada vez más. Yo ya no puedo arreglarlo, no puedo mejorarlo, qué me importa, ya no interesa... "...sin pensar en nada..." Claro está, simplemente escribo, porque hablar no se puede, hay un ballestrinje muy bien hecho con mi faringe. "...suspendido en la tristeza." Lo interesante de ese fragmento es el "suspendido". ¿Te das cuenta? Como si dijera al borde del precipicio. "Suspendido" en el aire, levitando, flotando. Inseguro, casi al límite de caer (sí, a ese pozo tan hondo que bla bla...). Sigue con "en la tristeza" Y, la verdad que en Olimpo mismo, no. 
Pero el punto de relación es otro en todo esto. Esta aquel que se da con cuanto encuentra porque le parece una solución viable. Y después, ademas de otras mil clasificaciones, están los que no se dopan con nada. Que lo viven, conscientemente, con el pleno raciocinio de sus facultades. Por lo tanto no hay escapatoria, no hay refugio ni guarida de mis neuronas hiperactivas, de mi corazón maltrecho que busca respuestas, que busca razones... El mundo no consuela, no responde, no soluciona, yo formo parte del mundo, así que tampoco resuelvo, soluciono ni encuentro. Pero creo estar aguantándomela lo más sobria posible, dispuesta al análisis toxicológico que quiera cualquiera. Y eso que sigo consumiendo... 

Me metieron en un cuarto donde hacía mucho frío, estaba helado, me hicieron sacar una de mis (aunque desgastada) últimas seguridades porque tenía metal (nono, no eran mis ventrículos y aurículas), me pasaron por un arco y había un ruido insoportable, y luces finitas que me atravesaban el cuerpo. Y después de eso, el dolor de cabeza ya no se fue, y repetimos la misma fórmula, consumimos lo de siempre, y ella pudo escapar, y yo me quedé almorzando, con la angustia atragantada. 


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