Un miércoles me bailó.

Que alguien me pegue tres tiros. Basta, basta, basta no tengo más ganas, no me importa, no me interesa, no me cambia la vida, me chupa tres huevos, NO ME IMPORTA. Ninguna persona con síndrome de GuadalupeArigós en su sano juicio es capaz de afrontar las presiones que implica esto sin secuelas, ni calmantes (que en realidad no tengo, y realmente no creo que me vengan tan mal), ni café con leche, ni amplias dosis de mal humor, estrés, angustia, y demases emociones del estilo voyamandartodoytodosalamierda, quemallaestoypasando, y similares. De todas formas, consuelos baratos y patéticos del estilo 'Podría ser peor', absténganse de mi vida porque desatan en mi ánimo emociones violentas unas verbales y otras no tanto, que alteran el clima pacífico, festivo y templado que siempre hay cuando uno tiene que encerrarse a hibernar y leer cosas que le importan tres carajos. Y bueno, cuando uno está acá (solo) descargando su furia, porque claro, nadie te aguanta en este estado (como para aumentar esa sensación de que el mundo, las ganas y la vida se fueron de paseo allá como por Plutón) porque sí, sos insoportablemente negativa, pero sólo necesito que dejen de mencionar el tema, que me saquen estos pilares innecesarios de presión que tengo sobre el flequillo (que debería cortarme) y me den algo de cariño y esas cosas raras. No queda nada más que tolerar y calmar la ansiedad pensando que después, sea cual sea el cornudo resultado, hay unos días de calma, angustia (o no) y tranquilidad donde me desintoxico de café, emociones violentas, depresivas y etc etc. Sepan comprender, bah, sabe comprender vos, homeostasis de mi vida, que quizás algún día aprenda a tolerar estas cuestiones, mientras tanto, perdón, y aguantame un tiempito más.

Comentarios

Entradas populares de este blog

.

Montaña y símbolo fálico.