Los 18 y las concecuencias de la mayoría de edad.

Al final, la única sonrisa del día fue el mensaje de Claro, lo cual significa que el sistema funciona. Algo que funciona al menos. Porque nunca pensé que podríamos pasar un veinte tan horrible, porque nunca me convencí tanto como hasta hoy de que ya casi no es especial, que es algo corriente, común, que no vale la pena festejar... Que da lo mismo vos allá y yo acá o al revés, simplemente es algo mas del montón, ni siquiera digno de mención.
Juraría que la indiferencia es uno de los peores crímenes de historia de la humanidad, pero viniendo de vos se torna mucho más personal, algo complejo y difícil de explicar; principal fuente del vacío de los lunes gris de un mayo pobre, de fríos y muchas más frialdades, de gritos y "desplanes", situaciones y momentos que nos empujaron al desastre.  Cuestiones indescriptibles que lo son, porque su peso emocional es inmenso y mas inmensos son los vacíos que dejan tus silencios; globos de nuestro helio que se elevaron al cielo y una tormenta bajó al suelo, sin consuelo y sin aviso, mis (nuestros) ideales de sueños y proyectos que se van desvaneciendo con el tiempo.
El vacío y la desilusión vinieron por la noche a penetrar en mi, a dejar estos pensamientos frenéticos y sin respuesta en mi cuerpo, flotando en mi cabeza haciendo entragos con mis buenas voluntades, transformándolas hasta ser ideas perdidas de desgano y tristeza. Viendo pasar el sol por la ventana preguntándome qué pasó, con que facilidad una noche puede destrozar todo esto hasta convertirlo en un desesperante silencio...

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