#2013

La suerte de perderse y volverse a encontrar.

Tic tac, te cuentan los minutos. Nunca podría decir que un año fue "malo", y esta no es la excepción. Decididamente fue intenso, sí, esa es la palabra. De todos modos, gracias por terminar mucho mejor de cómo empezaste. 

Un voz de pelo rubio me mira seriamente y me dice "Vos creciste, vos aprendiste", oh sí, vaya si lo hice. 
En algún momento de estos últimos días me puse a pensar qué quería, dónde quería seguir viviendo. Inevitablemente llegué a un "¿Con quién?" y después "¿Con qué clase de gente?". Siento un extraño rechazo a este clima pegajoso, a la basura en la vereda, a las personas aceleradas. Sufro un profundo rechazo al materialismo desmedido, incluso superando cualquier límite "aceptable"; padezco las decisiones de otros, sobrevivo en el tren, sobrevivo en cada recóndito olvidado a propósito de este empalagoso y húmedo Buenos Aires. Después, sonrío muy a su pesar y encuentro otros momentos, me encuentro a mí en cada refugio que supe elegir: Me veo en mi habitación, me veo en la facultad, me veo con mis amigos, y me veo feliz. Entonces, elegí vivir así, elegí los quiénes, elegí los dónde a futuro y por encima de todo, supe elegir los cómo. 
Pasaron altibajos, enormes altibajos cada uno con su propia magnitud siempre parecida a la altura de un Everest psíquico. Y hoy, mirando para atrás, hoy viendo en retrospectiva sólo puedo dar las gracias.
Allá por mayo, por junio, me llamaron por teléfono y no sé que dijeron salvo "Corazón" y "Cirugía" (Como cuando Gollum grita "Comarca", "Bolsón"). Y el mundo dejó de girar. Te juro que dejó de girar. Otra mujer rubia de lentes, meses después, me dice que soy una persona pensante y haciéndole honor, en ese preciso instante, celular en mano y mundo paralizado pensé y supe lo determinante que sería en mi vida ese 3 de julio. Los rumbos que tomara mi desarrollo emocional y en consecuencia el profesional estarían marcados por ese día. Claro, no era ni mi corazón, ni mi cirugía. Esas vinieron un tiempo después, y sí que valió la pena enfrentarlas. 
No era mi vida. Y no era mi chance de muerte. No era mi muerte. 
Y gracias a quién sea que tenga que agradecerle (Dios, médicos, cirujanos) no fue la muerte de ninguno. Fueron 3 bypass. Una profesora me dijo una vez que el 3 era el número mágico. Quizás te operaron con polvo mágico de Hogwarts, con luces de Rivendel, qué sé yo. El tiempo comenzó a girar muuuuy lentamente por una semana. Los segundos, los minutos, tenían una vida casi eterna. Saludaba a la posible muerte ajena cada tarde, la pude comprender en la ausencia de familiares, en una cama vacía, después de tantos días... Era un destino posible que en la eternidad de esa semana amenazaba con cada respiro, en cada tubo de tu cuerpo. El tiempo tenía una consistencia inexplicablemente densa. Hasta el sábado. El sábado yo salí de la clínica, entre feliz, ansiosa, alterada y triste, me tomé un bondi que nunca supe cómo llegó de Palermo a Flores. En serio, no tengo la menor idea por dónde agarró, pero en algún momento salió a Rivadavia. Y el planeta volvió a girar. Esa noche yo no pude entender, pero qué alegría, que causalidad, que en un momento de mi vida así, yo pueda disfrutar, yo pueda reír escuchándolos. Fue determinante que yo, así, aún pueda compartir. 
Y después la Tierra nunca se paralizó de vuelta. Un día estabas en casa, y los días, las semanas y los meses pasaron, te dieron de alta, y acá estamos.
Todo ese tiempo descubrí cosas que, de haber sido de otra manera, no hubiera visto: entendí la mentira, entendí la angustia flotante. Entendí la calma, la libertad; conté con mis amigos, conté con mi mamá. Con todos ellos cuando yo pensé que estaba sola, perdida frente a la adversidad. Nunca me gustó eso de nombrar uno por uno, cada uno sabrá, pero una canción de tv decía "Tengo amigos que están, tengo amigos que van conmigo" y ya sabrás (o no) hacerte cargo.
Me perdí dando vueltas lejos de mí y de un momento a otro me vi, como en un espejo, sabiendo que yo era mucho más que eso. Encontré, me encontré, estudiando, aprendiendo, con una nariz roja puesta y gente, mucha gente que valía conocer. Me vi, me veo, viajando. Planeando una gira que no hizo más que afianzar mi idea de seguir viajando. De micro en micro, con la mochila al hombro y con otros dementes como yo, en Liniers subimos a un Chevallier. Nadie, nunca, en ningún lugar del universo podrá negar que yo fui muy feliz. Desde el momento que en un bar de Morón dijimos "Falta un mes", y yo pensé "Mierda, falta un mes para mis parciales", que mis ganas se debatían entre un aprobar y viajar. Y no podría haber salido mejor, aprobé (y cómo! modestia a parte) y viajé. Conocí más gente, un lugar diferente, una vida distinta y otra calma. Volví con muchas ganas de no volver sabiendo que tenía por delante unos cuantos días de Freud y más Freud, que, también modestia a parte, aprobamos, mis apuntes y yo.

Larga vida a los mates, cebados por otro, compartidos; a los "no me gusta el fernet" de cada recital; larga vida a la plaza de Ituzaingó, a la plaza de Morón; y eterna la vida de mis ganas de conocer, de subirme a un micro, con un libro, un cuaderno y algo de música. 
Sería de mal gusto no reservar un párrafo especial para recalcar la importancia de unos pares de amigos en unos cuantos momentos (un clásico Creí que estaba solo y no era cierto). Gracias de verdad. Y una inservible oración para la banda de mi vida que sin tener la menor idea de nada me inyectaba felicidad día a día, le daba un plus a mi vida. Ni todas las palabras del mundo serían capaces de explicar qué significó cada abrazo, cada acorde, cuán relevante fue en cada momento gris, de la manera en que me ayudaron a seguir, cuando la vida y la muerte se transformaban en lo mismo y luego se separaban en rivales sin ninguna explicación; en un momento eran sinónimos y al momento siguiente eran terribles opuestos luchando por la respiración.

Entonces, al final de todo, después de varios momentos intensos (como todo el año), sé que sirvieron para abrir más puertas, para salir y caminar por otro lado, ese que yo quiero, que me lleva viajando. Hoy, meses después, sólo sé que todo es muchísimo mejor.
Mi familia, mis amigos, la banda de mi vida, mi facultad y mis ganas. Brindar por eso.
El 2013 y yo podemos terminar contentos en un honorable empate, y terminar este año, como iguales; sabiendo que de acá en adelante sólo podremos ser algo mejor.





[ Con la mirada siempre arriba, siempre te vas a encontrar ]



Con la mirada siempre arriba.



Siempre te vas a encontrar.

Comentarios

  1. te quiero muchisimo amiga, no tuve la oportunidad de decirte que empieces un hermoso anio asi que te lo digo ahora, por mas mate cebados por yamilita o por mas tereres con hielo de la elis jaja espero verte pronto y me alegra mucho saber siempre de vos que estas bien, un abrazo enorme y porque este anio nos veamos mas seguido ♥

    ResponderEliminar
  2. por aca nos contactamos ahora :D ajaja rompi el termo :( por decima vezjajajaja asi q hay q decirle a elis que lleve ese termo gordo para el terere ajaj nos vemoos la semana esta ♥ :D

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

.

Montaña y símbolo fálico.