Las torres también caen.
"Una vez leí que el desorden que reine en la habitación representa más o menos el desorden mental de turno. Supongo que puede ser una buena imagen gráfica a la que le falta un buen libro y unos cigarrillos.
Más dentro del desvelo y el dolor de cabeza punzante arremetiendo contra la cordura; así mientras el cielo se cubre, los dedos manchados de pintura y unas dudas inquietantes con la fuerza del big bang para hacer estallar más preguntas. Cuanto más hondo, mayor la incógnita y creo fervorosamente que para entender hay que estar (o haber estado) un poco de este lado. No recomiendo que demasiado, sería atraer hasta el Triángulo Mental de las Bermudas a demasiados curiosos incapaces de sentir empatía, incapaces de sentir.
La culpa es también un poco compartida porque ningún ser humano está exento de responsabilidad, y cuando el abismo pareciera venirse encima es el momento de empezar a repartir, y al saber qué clase de mecanismo dominan al ser, entonces ¿cómo averiguar qué es genuino y qué es producto de un proceso mental? ¿Qué sentimientos son provocados por un súperyo de mal humor, y cuáles otros son realmente del yo propio? Los límites son tornan difusos y los argumentos caen como torres gemelas, esos que parecían invencibles, esa fortaleza es burlada y domina la vulnerabilidad.
No hay ni pregunta planteada ante tanta catarata de dudas, cual paleta de colores todo se mezcla hasta formar un gris carente de sentido, y se le busque el orden que se le busque, el resultado es siempre gris. Tal vez sea mejor cambiar las preguntas para ver si resulta otro color, para ya nada parece real cuando hasta las dudas propias parecen impuestas por un estúpido ideal.
Cuando se desmoronen hasta los cimientos será más sencillo volver a arrancar, el peor momento es el peor y también el mejor para empezar a preguntar, cómo puedes decir que te conoces, que eres de una u otra forma si sólo has vivido claros u oscuros, si todavía falta una porción enorme de vida para poner a prueba cada palabra que intenta describir tu Yo.
Pasando por los colores cálidos y los fríos, sólo así se podrán alcanzar las respuestas a las dudas más cortantes que amenazan con destrozar la idea más amable, la idea más grande; sé que (sobre)viviendo al desgarro mental y emocional con un análisis valiente y frontal del discurso y la conducta, sólo así la explicación tendría sentido, porque sólo en alegrías y tristezas se pueden evaluar las proporciones de lo bueno y lo malo que corrompe el modelo de humano que se impone.
Y cuando parezca enderezarse el mundo sobre su propio desastre, también caerán los principales ideales, y cuando ya no quede ninguno, cuando la cultura desaparezca y con ella el ser socializado; en ese instante la libertad será plena, en ese instante las imposiciones desaparecerán y este relato apocalíptico también caerá.
La desaparición de la cultura es poco menos que imposible, cuanto menos sólo es posible su transformación. Y sino, cuando ya no queden alternativas viables a un planeta entregado al individualismo feroz, cuando las problemáticas del siglo XXI y el capitalismo devoren sin piedad cada recoveco del ser humano, la opción, la alternativa quizás, sólo sea el aislamiento. Cobarde y todo, en un débil matiz del intento del ser para sobrevivir, es un mecanismo de defensa, inconsciente (e innato), inherente a todo bípedo social capaz de sentir, capaz de soñar.
Cuando los ideales se derrumben, destrozando todo a su paso y ya no quede nada, aún así quedará esta hoja en blanco para seguir escribiendo de momentos como este, donde el mundo parece venirse a bajo; de momentos, ideas y sentimientos, de cuántas alegrías, tristezas y altibajos se pueden vivir. Y se pueden sentir."
Más dentro del desvelo y el dolor de cabeza punzante arremetiendo contra la cordura; así mientras el cielo se cubre, los dedos manchados de pintura y unas dudas inquietantes con la fuerza del big bang para hacer estallar más preguntas. Cuanto más hondo, mayor la incógnita y creo fervorosamente que para entender hay que estar (o haber estado) un poco de este lado. No recomiendo que demasiado, sería atraer hasta el Triángulo Mental de las Bermudas a demasiados curiosos incapaces de sentir empatía, incapaces de sentir.
La culpa es también un poco compartida porque ningún ser humano está exento de responsabilidad, y cuando el abismo pareciera venirse encima es el momento de empezar a repartir, y al saber qué clase de mecanismo dominan al ser, entonces ¿cómo averiguar qué es genuino y qué es producto de un proceso mental? ¿Qué sentimientos son provocados por un súperyo de mal humor, y cuáles otros son realmente del yo propio? Los límites son tornan difusos y los argumentos caen como torres gemelas, esos que parecían invencibles, esa fortaleza es burlada y domina la vulnerabilidad.
No hay ni pregunta planteada ante tanta catarata de dudas, cual paleta de colores todo se mezcla hasta formar un gris carente de sentido, y se le busque el orden que se le busque, el resultado es siempre gris. Tal vez sea mejor cambiar las preguntas para ver si resulta otro color, para ya nada parece real cuando hasta las dudas propias parecen impuestas por un estúpido ideal.
Cuando se desmoronen hasta los cimientos será más sencillo volver a arrancar, el peor momento es el peor y también el mejor para empezar a preguntar, cómo puedes decir que te conoces, que eres de una u otra forma si sólo has vivido claros u oscuros, si todavía falta una porción enorme de vida para poner a prueba cada palabra que intenta describir tu Yo.
Pasando por los colores cálidos y los fríos, sólo así se podrán alcanzar las respuestas a las dudas más cortantes que amenazan con destrozar la idea más amable, la idea más grande; sé que (sobre)viviendo al desgarro mental y emocional con un análisis valiente y frontal del discurso y la conducta, sólo así la explicación tendría sentido, porque sólo en alegrías y tristezas se pueden evaluar las proporciones de lo bueno y lo malo que corrompe el modelo de humano que se impone.
Y cuando parezca enderezarse el mundo sobre su propio desastre, también caerán los principales ideales, y cuando ya no quede ninguno, cuando la cultura desaparezca y con ella el ser socializado; en ese instante la libertad será plena, en ese instante las imposiciones desaparecerán y este relato apocalíptico también caerá.
La desaparición de la cultura es poco menos que imposible, cuanto menos sólo es posible su transformación. Y sino, cuando ya no queden alternativas viables a un planeta entregado al individualismo feroz, cuando las problemáticas del siglo XXI y el capitalismo devoren sin piedad cada recoveco del ser humano, la opción, la alternativa quizás, sólo sea el aislamiento. Cobarde y todo, en un débil matiz del intento del ser para sobrevivir, es un mecanismo de defensa, inconsciente (e innato), inherente a todo bípedo social capaz de sentir, capaz de soñar.
Cuando los ideales se derrumben, destrozando todo a su paso y ya no quede nada, aún así quedará esta hoja en blanco para seguir escribiendo de momentos como este, donde el mundo parece venirse a bajo; de momentos, ideas y sentimientos, de cuántas alegrías, tristezas y altibajos se pueden vivir. Y se pueden sentir."
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