Lejos de la gran ciudad.

Más me alejo de la urbe, más ganas de no volver me dan. Más lejos del bullicio matutino, vespertino y todos los 'inos', cuanto más lejos de la suciedad de basura residual y emocional, quiero estar lejos de toda esa enfermedad contagiosa que se llama Capital. Los pueblitos que conocí, las pequeñas ciudades que descubrí inmersas en su mundo ajenas a toda esta demencia porteña; a cualquiera de ellos podría ir sin temor, con todos mis sueños y cual único techo sea el cielo. La paz tan necesitada, la calma esperada y su silencio penetrante, el sonido del mar o el viento entre montañas, la mismísima tranquilidad de caminar. Más sobrevivo acá y más te odio Buenos Aires, cuánto mal hacés, será que sos, para mí, el estandarte del sistema que te atosiga hasta que dejes de creer, el consumismo que te obliga a ser un ciervo más, el materialismo que ya puede comprar y vender amor. Quiero alejarme de esto a otro polo del mundo, kilómetros más, kilómetros menos, quiero estar fuera de la urbe enfermante que corta mis deseos cada mañana, con cada ring del despertador, con cada bocinazo en las esquinas, con cada tren que descarrila, todas las avenidas saturadas, cada corte de calle que altera los sentidos, todas las veredas adornadas con basura como si fuera normal. Como si estuviera bien, como si fuera sano. Yo no tengo ánimos para intentar cambiarlo, yo quiero, por una vez, el camino fácil. Quiero alejarme, huir, desaparecer de ésta estúpida ciudad que te tira siempre para atrás, que mata los sueños, que provoca pesadillas y que lima las zapatillas de caminar apurado por el miedo. Podría vivir (y no sobrevivir) sin internet, sin televisión, sólo con un cuaderno y una birome, esa música que a mi me gusta y unos cuántos libros que me lleven a viajar por otros mundos. Podría ser feliz así, sin dudarlo. 
¿Y qué pasa si siento que amor y sueño no están de la mano? Que vos querés que tu futuro esté acá y yo quiero que el mío esté allá. ¡Quiero irme lejos de todo esto! De toda esta infernal inseguridad, de todo este miedo que me palpita en el pecho cada vez que anochece, esta paranoia que me hace pensar que no contesta el teléfono porque le pasó algo, de todos estos ignorantes, deficientes de amabilidad, carentes de sentido común. Quiero estar lejos de toda esta suciedad mental, sentimental y en los cordones de las calles también. Quiero irme LEJOS. Pero quiero irme lejos, juntos. Sino, no tiene sentido, porque nada sin vos es capaz de llenarme. Pero qué pasa, siento que vos querés estar acá y yo quiero salir corriendo para allá...



Te queda bien el mar, dale llévame, sácame esta soledad .

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