Puedo saludarte y decirte que festejemos, puedo invitarte a ver un mundo de mis mundos sólo porque quiero y puedo llevarte también a que veas mis infiernos. Pero más que todo eso, puedo creerte y compartir los festejos y los mundos, mis cielos y los infiernos, puedo invitarte a que vivas la vida conmigo también porque si el tiempo psíquico no está regulado por el principio de realidad entonces este tiempo es mucho tiempo, tantos momentos siempre tan intensos. Y aunque allá lejos quizás podría haber elegido la distancia, la prudencia y no saltar, allá van aquellos los indiferentes e insulsos con ese ideal de no amar, yo prefiero vivir, y vivir es elegir. En tanto tiempo psíquico siempre alguna banda de música para contextuar, algún momento horrible para no idealizar, el desenfreno y también la impensada paz; los libros, los textos, Freud, Lacan, el DFH, la psicosis, la neurosis, la pregunta por la femenidad, Puán, las bicis, las preguntas y las camas, algunos restorán y uno con tu mamá. La mudanza y mis plantas, año nuevo, los fuegos artificiales, tu piso 12 y brindar, por vos, por mi, por los dos. Aclarar, aclarar, hablar, hablar, hablar, mirarte cuando despertás. El pool, un solo cumpleaños, la distancia y Navidad, verte al volver y abrazarte hasta que el mundo deje de doler; Papá Noel e invitarte a la banda de mi vida en el momento de sus vidas; la librería, pensarte cuando reís, pero cuando es genuina, sin sarcasmo, una Puerta, el almuerzo y la cena, la facultad (¡fundamental!) bailar cumbias y bailar lentos en el pasillo de las góndolas de fideos. Y si la magia no es todo esto, debe ser sumarle mi libro y tu libro al mismo tiempo siendo leídos; elegirte aún cuando somos difíciles, aprender a creer, aprender a confiar, caminar de la mano y volverte a abrazar cuando todo es tan tranquilo y nada conflictivo pero más que nada cuando somos narcisismos colisionando y explotando; aún a pesar de ello yo elijo las carreras de felpudos y las pelis en tu cama, el Boca campeón y dormir en el suelo con una frazada, el ascensor y las partes más brillantes y las más nebulosas de tu alma, que brilla como ninguna otra en el universo de los sueños realizados.
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Y escuchando música en inglés de fondo mientras editaba un dialogo escrito es este mismo blog, me di cuenta de porqué me llamaba tanto la atención. Era cierto, ese dialogo podía plasmarse perfectamente en la realidad. Porque aunque en esa historia (Crepúsculo) al final es todo feliz, es tan corto como leer el libro, y en cambio, nuestras vidas no son un libro. No podemos volver atrás y releer con exactitud párrafos de actitudes, respuestas, acciones. Sólo podemos esperar a que nuestra memoria las guarde en sus profundidades con el menor tono de subjetividad posible. Plasmado en nuestras vidas, creo que si dejarte es lo correcto, si eso hace que todo sea más llevadero y con el tiempo la costumbre nos gane a los dos, si decir adiós es lo que hace bien, si preocuparse de ésta forma sólo por tu felicidad, sólo por tu estúpida comodidad e irritantes conceptos de la confianza y la amistad, si terminarlo es lo correcto, yo sé que sí dejaría que suceda. Yo dejaría que la distancia cobre vi
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