Flia

Está medio Londres hoy, está medio gris con la humedad flotando sobre Rivadavia y yo floto en el bondi que me lleva hasta casa, casa sin la cena hecha, sin el calor de la estufa, casa que es mía pero también me recuerda el dominó de transportes que tomaba y lo cansador que era, pero allá había alguien esperándome: y ustedes me esperaban, los tres, con la comida servida, con el '¿cómo te fue?' a flor de piel, con el 'mañana va a ser mejor' siempre dispuesto. Y acá, mientras se empaña el vidrio del ventanal, mientras las flores que me trajeron crecen, yo sé que los extraño algunas veces más que otras, y hoy es una de esas veces, será el otoño abrumador, será el cansancio mental de trabajar y estudiar, será que ya pasaron varios meses y aunque me encanta la autonomía, la distancia a veces también me duele, será que quiero más momentos como aquellos, y aprender otras formas sutiles de decir gracias, de sobrellevar el día a día e intentar no padecerlo. Y pasa todo esto, con lo irrelevante de los apuntes sobre el suelo, la sopa humeando y el silencio atroz de un monoambiente que grita desaforado que la libertad es elegir, es ganar y perder, todo junto, a la vez.
En resumen, es que sencillamente, los quiero más cerca. 

Y en el mismo bondi súper vacío, con la cabeza apoyada contra el vidrio, yo sé, mientras pienso que a la mierda con el parcial, que para vos yo soy medio de centro, no sé de dónde sacaste que soy de derecha, pero vos para mi sos más central que el Cata, sos un poco como el sol cuando tu tranquilidad, esa de cuando te despertas, te acomodas, te desperezas y volvés a dormir, esa que llevas durante todo el día no sé cómo, esa que cuando me llega me hace bajar catorce cambios y relajar. Esa calma que respiras y en forma de dióxido de carbono y paz devolves a este sistema viciado de ansiedad, a este día a día aceleradísimo del que siempre me cuesta salir, sos la pausa más sana y feliz. Cuando me mimetizo con el clima, me pongo gris e inestable. Y vos estás ahí tan brillante como el sol. Y no importa cuándo, cómo ni dónde, en definitiva, sos el arco iris, sos para mi los colores y el asombro de que elijas bailar cumbia en los pasillos de las góndolas conmigo.

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