Del velo, des. Velo. Ver.


La tez pálida, como cuando uno recién amanece después de dormir largas horas apaciguadamente, o de un desvelo neuronal y 'miocárdico' eterno. Los ojos marrones, hondos. Las cejas negras haciendo de marco, disparejas, irregulares. Imperfecciones, dirían ustedes, en la piel, cosas de las hormonas, algo tan evidentemente orgánico, lejos de cualquier metáfora. Los cabellos despeinados, como siempre, marrones, castaños, con reflejos rubios que brillan siempre. El pelo recogido, la comodidad por sobre la belleza. La vincha roja que no combina con ningún otro accesorio que cubra su desnudez. Una camiseta muy amplia, unos shorts azules, medias. El frío de la madrugada, el viento que suena allá afuera cuando golpea con las casuarinas, murmarando oraciones, canciones en idiomas, desconocidos para este siglos, que se han ido perdiendo en el tiempo. El cielo rosado, resplandeciente, una luna ausente, estrellas que deben estar abrigadas por las nubes, no brillan a mis ojos, seguramente en otro planeta esté despejado y sus habitantes estén desayunando chocolate caliente. 



-Si tan sólo pudiese irme de Buenos Aires...
-¿Y qué te detiene?
-Cierto amor por mis viejos... Ellos no tienen un futuro certero allá. Quizás también algunas ganas de querer ser alguien normal, de vivir como el resto. Aunque en el fondo sepa que es una pérdida de tiempo, que ellos no viven, sólo están. Quizás las ganas de "pertenecer" tengan que ver con la edad, aunque sepa que no quiero lograrlo, no quiero ser otra oveja, ese rebaño no me representa, son unos imbéciles, cobardes, idiotas. Si tan sólo fuese tan sencillo como poner un almacén, por decir algo, en algún lugar recóndito y empezar una nueva vida allá. Vivir sencillamente, lejos de esta locura enfermiza, desgarradora que no permite sentir libremente, llena de límites, que mi corazón ya no soporta. Dentro de tanto mundo conocido es imposible no sentir soledad, en cambio en aquellos páramos alejados de las torres a estrenar de Castelar todo es desconocido, uno sólo puede sorprenderse.
"Ojalá, en algún lugar con clima seco y algunas lluvias, otros soles y estrellas y lunas, pudiese existir, estar en paz con mi alma, sin estos sentimientos inexplicables que me desgarran el alma, me perturban. Alejarse de tanta idiotez, de tanto consumismo barato, superficialidad, hipocresía. Voy perdiendo la fe en este mundo, en la ciudad, en las citis, en las urbes. Está perdida, nunca más la voy a encontrar. La gente, la persona de la ciudad es despreciable (salvo honrosas excepciones), la locura esa impuesta, no natural. Esa falsedad, esa manera de estar apurado a ningún lado, conformismo con cosas superficiales, que no me llenan, que me sobran, que no me alcanzan. Si tan sólo pudiese evadir todos esos ángulos del mundo de mi perspectiva, pasarlos por alto, dejarlos ser tranquilamente y acomodarme. ¿Será posible? La ciudad cada día me causa más desprecio. Apuesto todas mis fichas a que la salida de este momento está en la salida de esta sucia Buenos Aires. Me apasiona soñar con conocer aquellas calles de Europa que tienen estatuas vivientes en las veredas, donde hay cantores, supongamos, con un bandoneón, donde los adoquines de la acera hacen ruido cuando golpean las ruedas, y llueve, y la gente usa paraguas, y hay todo un mundo por conocer. Y también apuesto mis fichas enteras, todas, sin ningún reparo a que en el sur, en el fin del mundo, donde todo es blanco  (y tal vez no se conocen metáforas entre drogas y colores) la paz existe. La calma es real, la música es tranquilidad, y uno puede saludar al vecino y decir Hola y decir Chau, y todo está bien. Y todo está bien. Porque en Buenos Aires nada está bien. Yo no estoy bien, quisiera evitarlo, siento que el sistema me ata. Y no me puede zafar."
"¿Será esta una jugada del 'destino'? Esta sensación desgarradora y desoladora de sentirme fuera de todo, descolocada de un mundo al que creo no pertenecer. ¿Será tal vez el propósito de estos pensamientos sin respuesta, de madrugadas con Sábato, saber y comprender que no pertenezco, que no me hallo (¿se escribe así?), que no me encuentro en ningún lado? Le echo la culpa al contexto estoy segura."
"Pero a pesar de tanta angustia, me atemoriza la idea de empezar de nuevo. ¿Decepción? No sé, no sé qué es, pero algo me impide pensar estos deseos como un proyecto serio, planearlo, plantearlo. Definitivamente estoy volviendo a sentir como las paredes de mi cuarto se van cerrando sobre mí, como el techo y el suelo van uniéndose poco a poco, muy lentamente, mientras el aire va escaseando, y mis ojos no encuentran salida, y me voy volviendo loca muy despacio, al ritmo de los libros que se derrumban, de unos ladrillos ocultos que me van aprisionando. Hasta que abro los ojos temblando, pensando que sólo sucede en mi cabeza... Sucede en mi cabeza. Para mi es real. No me deja terminar una idea, armar una hipótesis básica: pregunta, comprobación, conclusión. Se pierden vagante con otras incógnitas que no llegan a formularse, vagando por neuronas sin rumbo, con demasiado tiempo libre; un tiempo que las anima a desprenderse de los apuros cotidianos y dejan mostrar las emocionas más puras de los hondo de mi ser. ¿Si yo no soy esto, qué soy? Si busco en lo más profundo de mi existir y encuentro esto, ¿será que esto es lo que soy? ¿Mi vida aquí tiene algún propósito? El propósito se lo doy yo, ya lo escuché mil veces eso. Mi propósito es ser feliz, vivir mi vida espontáneamente, cómo mejor salga sin límites absurdos como los que plantea esta sociedad enferma. Entonces, para lograrlo, debería alejarme de esta sociedad enferma. Es muy paradójico, asquerosamente paradójico que mis raíces estén acá, de donde más me quiero ir."
"Voy perdiendo la concentración poco a poco...

Hasta que vienen esas pequeñas cosas, jugarretas del destino que logran relajarme, pensar que no todo es tan malo, que mañana cuando despierte las pesadillas de las últimas noches habrán desaparecido y que podré observar a esta ciudad como algo mejor... Incluso tolerable. Aunque sabiendo con certeza que quisiera irme de acá."




Comentarios

  1. Las garras de un terrible ser,
    desplumaban a un ángel en el cielo,
    desde aquí lo vi caer,
    hacia el baldío de los misterios,
    yo corrí desesperado,
    sentí el ardor de una herida abierta,
    estaba el ángel ahí tirado,
    Y EN SUS OJOS HABLÓ LA TRISTEZA.
    No me mires así,
    Dios me ha hecho para caer,
    y no sientas pena por mí,
    tal vez vivir cueste el pecado,
    y si todo lo soñado,
    no vive en la realidad,
    es el ángel que te cuida,
    el que ves caído acá.
    Las espinas del cardo santo,
    lo abrazaron en su caída,
    entre sahumerios de basura,
    el ángel aquel se moría,
    se hundió un vacío a mis espaldas,
    Y SENTÍ QUE SOLO ME QUEDABA,
    en el baldío de los misterios,
    CON ESOS OJOS TRISTES QUE ME HABLABAN.
    No me mires así
    Dios me ha hecho para caer,
    y no sientas pena por mí,
    tal vez vivir cueste el pecado,
    y si todo lo soñado,
    no vive en la realidad,
    es el ángel que te cuida,
    que se está muriendo ACÁ
    Es el ángel que te cuida,
    que se está muriendo ACÁ...

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