2011: Drogadicto y aprobado.

Sí. Ambas palabras. 

Córdoba, Mar del Plata, Santa Fe, San Nicolás, Dolores, por nombrar las giras no más. Y en un momento se fue todo a la mierda, que las fechas, que el tiempo, que el rubio ese con cara de gil, que la política, que las banderas y la concha de tu madre, no vuelvo a poner un sólo peso en vos, cuánto, CUÁNTO dolor. Y meses después, cómo no podía ser de otra manera, volvés, porque sos una enferma de esos cinco flacos. Cuatro meses después estás mirándolos, asquerosamente decepcionada, pero hay una especie de fuerza irracional que te hace volver, y otra fuerza más fuerte y racional que te hace viajar. Mendoza, volumen II. Entre otros. Y como de viajes se hacen amigos, eso mismo hace que nunca deje de dejarlo todo porque el combo es perfecto. Pero las decepciones no son tan efímeras y duraron casi dos tercios del año. Es algo tan enfermo y especial, la razón cuando no hubo NINGUNA, cuando no había nadie, cuando no encontraba salidas, siquiera puertas, ventanas, caminos, amigos. Y todo lo que viene va, entonces siempre, asumido, voy a estar volviendo, porque hay algo tan fuerte y tan enfermo que me ata.
Seriedad, la facultad. Podría decir que mi metí cinco de seis, ya que las materias, en teoría eran seis. Pero cursé cinco, y metí cuatro. Casi. Te podés ir bien despacito y tarareando a la re concha de tu madre biología. Hubo dos factores determinantes para no remarla ni un poco después de cierto tiempo. El primero, las drogas, las amígdalas, y todo el cóctel. Y el segundo, y menos razonable, es que estaba en otra. Y elegís Guada, pagás los precios después, pero creo que valió la pena. 
Tenés una familia... normalmente particular. Todas las familias tienen sus mambos, pero a mi sencillamente me aturden los míos y últimamente me aturden más que de costumbre. Es una etapa cerrada, un sueño imposible, responsabilidades ajenas y ya. Dejalo así, no le des más vueltas al asunto que marea. Y el resto, bueno, cosas. No hay chance de compartir 25's y 31's en familia unida, porque definitivamente no son lo que entra en la definición amorosa de 'familia', pero supongo que ya lo asumí, que tiene sus cosas malas. Y buenas, creo. Por otro lado, suma mil puntos no haber pasado largas madrugadas en la Guardia o en Terapia comiéndome las uñas. Saludos al médico aquel de parte mía. 
Y bueno yo.
Yo es como YO con mi banda, mis amigos, mi familia, él (sisi, vos), mi presentepasadofuturo. 
Yo. Yo 2011. Viajes, peleas, cambios de rumbo, cambios repentinos de circunstancias, quirófano. Definitivamente fue una de las experiencias el quirófano. Ese momento clave donde me pasan anestesia intravenosa, siento que me están mandando ácido por las venas del brazo izquierdo (creo), vidrio picado destrozándome todos los tejidos, y ya no soy yo, es mi inconsciente y yo duermo, y él grita, llora, sufre, hasta que duerme plácidamente, y sueña con ellos, con volver a verlos, porque son mi motor, pero en ese momento ya recuerdo nada, sólo su cara. Despierto eternidades después, entubada, congelada, y mareada. Veía el doble de doctores, el triple de camillas y el mil cables, al médico lavándose las manos, mostrándome esas dos "amígdalas enfermas" como las había definido él. En la cama. No sé, en algún momento pasé del ascensor a la cama. Bueno. Este sí que fue uno de los momentos más traumáticos. Temblar. Temblar sin control, sin conciencia, sólo temblar, sentir que me lastimo el labio, que los dientes no se me quedan quietos, que moriré de frío, que así no hay chance de que pueda dormir, que por favor ¡hace que deje de temblar! No tenía control sobre mí, escuchaba distorsionadas las voces de mis viejos, la enfermera, una frazada, sí, es normal que tiemble, pero que mal que se pasa. No fue ni lo peor, ni lo último. Semanas, las más largas de mi vida, enclaustrada viviendo a helado, juro por dios que no es un placer, ingería más corticoides que comida. Pensar que durante todo el año, me habré enfermado unas cuatro veces, desde enero a septiembre, hasta que un clínico lúcido me mandó a un especialista. 'Así que operarme... ajá...'. Hasta que después de mil estudios el médico dice 'pongamos fecha'. ' YA? AHORA? TE PARECE?'. Al médico le re parecía tal fecha. 'No... porque ese día toca El Bordo... y después me voy a Mendoza...'. Ajá... no le cabió una. Cosas de la vida, primero Mendoza, después quirófano, y con suerte, después, en algún momento, los parciales. Teniendo en cuenta ese orden de prioridades, podría haber salido mucho peor. No salió mal, eh. Y bueno, me operó y no me enfermé más, y viví unas tres semanas a te, por lo cual le hice como cuatro agujeritos más al cinturón. No rendí biología pero bajé como tres talles de pantalón. A mi me rinde. 
Mis amigos. Siempre hay alguno que te salva, que está, sea o no el más esperado, alguno te levanta el ánimo, brinda por vos, por él, por el mundo y por el vaso, por las noches de Reina pirata memorables, por las noches de chocolates y películas, las tardes de mates, recitales, mañanas de estudio, interminables conversaciones de msn, textos larguísimos que lees, consejos, situaciones, ABRAZOS, momentos inolvidables con cada uno de ellos, desde los conocidos de hace diez años, a los más recientes o los que simplemente aparecen de vez en cuando, pero sin saber, te suben el ánimo hasta el cielo. Este viaje sin ellos no valdría la pena. 
Yo otra vez. Mis miedos, mis inseguridades, mis sueños, mis pesadillas, mis fantasmas, mis celos, mis miedos otra vez, mi vida, mi pasado, mis marcas, mis cajas, mis deseos, mis inseguridades de nuevo, y todo un sendero lleno miedos, sueños y esperanzas. Pasando por cada uno de los altibajos, sobreviviendo a ellos, a lo incompleto de la vida, a la decepción, a la frustración. Sentir que de un momento a otro una seguidilla de cosas salieron bien, y cual bola de nieve por la ladera de la montaña, se agranda a toda velocidad, y todo va tomando forma, una forma mejor. 
Deseo, con toda mi alma, que éste sea el último fin de año que pase acá. Sólo las personas que viven conmigo comprenden esto. No hay manera de explicar el sentimiento de encierro, de atadura a cosas ajenas, a tiempos que no son los míos, a que la libertad no es libertad. Necesito mudarme. Papá dice que un año es poco. Ojalá se equivoque.
Y vos. Vos sos lo que me faltaba para que sea un año tan bueno. Me completas. Definitivamente podría decir muchas cosas más de vos, pero hoy más que nada, Gracias (L).

Ei, 2011, empezaste bárbaro, baches de por medio, y terminás, salvando las casi 48hs de vida que te quedan, mejor de lo que podría haber imaginado. Lleno de pastillas, sí, fue un año lleno de pastillas. Pero aprobás, con creces. 


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