Cosas.

Todo el día amagando con esto. Qué sí, que no, que no sé. Que la muerte, que los sobrinos, que vos, que los miedos, que el alcohol, que la soledad y el dolor. Tantas cosas dando vueltas, todas juntas sin poder pensar en ninguna arman un brebaje muy a lo poción multijugos en consistencia, marche intertexto por favor. Y bueno, nada, cuántos años pasaron? Diez? Catorce? Y van a seguir pasando, sí, quisiera poder definir qué hubiese querido vivir de esa posibilidad, se ve en los demás, lo escucho cantar, no, a mi no me pasó. Sobrinos, bien gracias. Años luz de distancia en cosas vividas, años luz de distancia en hipotéticos sentimientos que debería sentir por semejante lazo sanguíneo, claro, ni que yo hubiese tenido chance de elegir. Una necesidad imperante de aclarar que no estaba en condiciones de decidir! No podía imponer ninguna decisión, no era participe de esa situación, no tuve nada que ver, simplemente se borraron apenitas, como cuando de chiquito estás pintando y te pasas de la línea y borras. Así. Claro, y no sé cuántos años después les pinta una aparición temporal, y yo no entendía nada, ahora pretendés forjar un lazo? No es tarde ya? Mirá que la remé eh, me movilicé, viajé, le esquivé a todas las miradas perspicaces y a la desconfianza y para qué? Nono, me fastidia esa cuasi relación, no vamos con los grises porque terminamos mal. No era ni problema! Claro, pero Guada tiene un don especial para ligarla de rebote. Y cierta gente adulta para borrarse, dejando un "lo que debería haber sido" latente en cada rincón mío como si uno tuviese una relación sanguínea con alguien al mejor estilo part time. Claramente debo tener cara de pelotuda para ciertas cosas. A ver. O desapareces o estás. No quiero visitas esporádicas ni mucho menos saluditos por facebook para facilitarte la situación. No. No es mi estilo, disculpame. Me ahorré todos los supuestos reproches, aunque no perdiste oportunidad de angustiarte excusándote, qué claro, no fue tu culpa, no pudiste... Claro, bueno, y ahora? Así, ni más, hace unos años olías a dinero y se te dio por aparecer en el funeral. Está bien, quizás compartimos esa miseria de persona, salvo que a mi nunca me dieron nada, vos, no sé, te esmeraste tanto en parecer un 'hombre de bien', y sabés, ni un gracias, sólo mil putedas, estás viviendo de prestado, mientras yo vivía en la calle. Estás bajo un techo que no es tuyo, y al dueño lo desprecias, hay cosas, sabés, no nos vamos a perdonar. Como si de todas maneras interesara, (te). Y el verso de tus hijos, y dale que va, con la relación sanguínea. Y CONMIGO QUÉ? Fue inexistente tantos años, no sé porqué, te interesó un rato, y después sólo podés decirme un 'Feliz cumple!!' mediante red social. Genial. Rastrea la ironía y que te lleve a la concha de tu hermana. Ay, Guadalupe, no digas malas palabras. Claro, yo era la inteligente, y la mal hablada también, yo era la linda y la rebelde a la vez, la que escribía y la que contestaba mal, pero no, nunca fui la nieta, la hermana, la sobrina, no, claro, para qué. Guardá tu miseria en un cajón, repartila, donala, usala, yo no quise nunca las 'cosas' pero todos se encargaron de que me fastidie no tenerlas a falta de lo demás, no recuerdo si es que sabés abrazar, ya no siento, no sé cómo es tu voz, no me importa, me importaba, hoy sólo me molesta saber que podría haber sido y gracias por todo, no lo fue. Un placer compartir esto con vos. Y sí, estoy echando culpa, justamente, creo que entre todos se merecen una porción de la torta de mi soledad cuando hablamos de esto, entre todos, yo qué era, una cosa rubia (sí, era rubia) con rulos (sí, también tenía rulos) en pañales, con un libro en la mano y lo aros de la abuela. Ella si qué hizo algo por mí. Y se fue, y aunque se llevaba mal con mamá, debe estar sonriendo por allá, en algún lugar. Y el resto? Los que casualmente vivieron más? Es tarde para repartir culpas, pero supongo que en algún momento tenía que hacerlo, ya no escucho, no me importa, soy de metal (cuánto tiempo quisiste ser de metal...) y sólo tengo reproches para vos, tenías la responsabilidad en tus manos, podrías habertela jugado. Pero no, mi presencia no valía la pena, me dijeron que así fue desde que era semillita. Y aún así, somos grandes, no me quiero escuchar ese verso del entender, del saber comprender, qué difícil que fue. Lo podría haber soportado a lo largo de mis diecinueve años, pero ahora de golpe ya no, ¿cuántas vueltas nos dio el reloj? Y yo acosumbrandome a la ausencia permanente y y ver que no era 'normal', no debería ser así, que en todo el mundo era algo único, especial. Me gustaría haberlo sentido, un ratito nada más. Me acuerdo de revolearnos muñecos en otra casa, en otra habitación, pero también me acuerdo del dolor (no el mío). Hay cosas que no tienen perdón. Basta Guada. Ya está, no hay nada que remediar.

Cada día veo menos, creo, menos mal.