Fantásmas climáticos.

Diluvia y Enero está terminando, y no sé en qué momento pasaron estos últimos 30 días, si ayer era año nuevo y la semana pasada vino Papá Noel. Sigue diluviando, y brillan mis uñas sobre las letras del teclado, cae la lluvia muy pareja sobre el techo de la quinta de al lado y agrega un sonido más a está pesada atmósfera ambiental, que gracias si deja respirar, amaga con relampaguear, tronar y hacer vibrar aunque sólo son unas cuantas gotas más, que mañana ya no vas a recordar. Se va a humedecer la tierra, se tornará todo un poco más gris, y quizás esté el clima un poco menos agobiante, o quizás no, y el sol siga siendo implacable y te cocine a fuego lento todo el día. Quizás entre diluvios y sol, frío y calor, cierre este círculo de la mentira que nos atrapó, nos gozó, y callado, sutil e inocente nos alejó. Tal vez, vuelva a sentir la misma pasión, ese emoción dinámica dentro que me llevaba hasta vos, por rutas, caminos y calles intransitables, hasta los más recónditos lugares sólo por amor. Tal vez, caminando encuentre las respuestas que ya dejé de buscar porque carecen de importancia pero que serían un paso más para seguir, guestálticamente, cerrando círculos incompletos que fueron dejando marcas que aparecen de vez en cuando. Quizás, hoy deje de pensar en mañana porque los 'ayeres' cercanos fueron demasiado sublimes y pareciera estar viviendo cosas que alguna vez, tirada en la cama imaginando formas entre los tirantes del techo imaginé, un cuerpo sin cara y una voz sin tono, unos ojos blancos, que hoy es todo un conjunto con tu nombre. Bajo unos cuantos decibeles, le propongo a mis prejuicios escuchar e intentar entender, mientras van cayendo respuestas de las bocas y leyendo y releyendo de las manos menos pensadas, todo se va tornando un poco más claro, y aún así, vale la pena escuchar, entender y reír, asimilar que así nos conocemos más y en algún punto vale la pena. Paralelamente, vivo en una atmósfera separada que transcurre en otro mundo, en otro tiempo, me alejó de todo aquello y no hay perturbaciones, pero sí tormentas de miedos, terremotos de actitudes, y por sobre todas las cosas tsunamis de inseguridades que amenazan con complicarlo y lo logran. Momentos en los cuales no veo más que lo que pienso y no existen posibilidades, emociones que copan y amarran a sí cada sentimiento, chance, pensamiento que pueda disentir y lo anulan completamente con alguna otra respuesta que eleva la apuesta, retruca y queda en stand by hasta que después, una sola sonrisa hace que caigan, se desmoronen todos los argumentos, quede en mí una amarga sensación que se diluye poco a poco hasta volver a la atmósfera inicial, de un mundo separado que sólo sé vivir con él. Y esa también soy yo, encerrada en mí, sin poder explicarle qué siento, que pienso, qué me pasa, confluyendo en un estúpido 'Nada' que no se refleja en mi mirada, ni en mi cara, ni en mi voz. Se arman oraciones en mi cabeza que al momento de decirlas van perdiendo fuerza pero que en el fondo permanecen encerradas como preguntas en una jaula, hirientes y desgarradoras, pero por sobre todas las cosas, que una conexión inconsciente que yo no soy capaz de encontrar. Miedos que me sobrepasan, inseguridades que lastiman; pero sabés, aunque nunca logren desaparecer, poco a poco, muy lenta y paulatinamente se tornan menos constantes, y atormentan menos. Soy esto que vez (y lees) y ojalá siga escribiendo(te) durante (y más) todo eso que pensamos, tirados en la cama. Y ese es otro miedo, el creer que no lo merezco, que tal vez encuentres algo mejor, porque no quieras seguir lidiando más con toda esta parte nebulosa de mi yo. Entendeme que a mí me molesta más que a vos, me tortura mucho más y siento nudos en la garganta como alguna que otra vez. Ojalá encuentres en mí (algo que yo no encontré) que te logre hacer feliz, que te de la calma y la tranquilidad que buscas. 
Y cuando empecé a escribir esto no pensaba en vos, y ya vez, acá está cómo terminó. Te equivocaste, hoy no ganaba River. Y sigue diluviando, y yo me tambaleo caminando y haciendo equilibrio sobre la soga a millones de metros de altura que divide las dos atmósferas de mi vida.

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