.

Incluso, podría llegar a amar. Incluso, sé que sería capaz de amar. De brindar lo justo, y tal vez algo más. De reírnos juntos, de poner algo en juego sin que a ninguno lo persiga el resultado. Sé que podría elegir vivirlo, compartirlo. Un plural. Encontré mi lugar en el mundo, encontré las cosas que me hacen feliz, descubrí cada motivo que me hace reír de todos los minutos que pasan en esta vida. De buscar respuestas me cruce una vez con una pregunta especial, seguí caminando y hoy me veo acá. Independencia me hace feliz. La nariz roja me hace feliz. Nuestro duplex me hace feliz. Mis amigos, mi banda de rock, mi vida me hace feliz. La verdad es un arma de doble filo, y yo he aprendido a no lastimar(me), zarpamos una vez de un puerto nocturno y fue la mejor elección. Creo que incluso, puedo dar algo de mí. Por elección. Ya no hay despersonalización, no hay egoísmo ni dolor capaz de matarme. Sólo quedan las elecciones, y yo me elijo a mi en una paz atemporal, la calma que me guarda, los recuerdos levantados, y un Yo mejor, más entero y más fuerte, dispuesto a elegir. Un juego de detectives incapaz de regresarnos al infierno, sólo puede comprar boletos al inframundo, del cual saldremos nadando, volando o caminando, pero siempre y cuando las respuestas nos paguen una estadía placentera en sus más lujosos aposentos. Seremos eso y mucho más. Un lugar en el mundo inigualable, fuente de vida. ¿Y qué tiene ese lugar en común? Que simplemente, yo soy parte de él. ¿Podés afirmar que la felicidad está en tus manos? ¿Podés ser impune a las malicias de la vida? ¿Podés, sencillamente, elegir y vivir con ello? Nadie dijo que fuera fácil. Pero alguien dijo que te haría más fuerte. Somos capaz de esto, y mucho más. La felicidad lleva mi nombre y apellido. Al final, lo que cuenta es en qué creo yo, qué desafíos estamos dispuestos a afrontar. Creo en la imagen que refleja el espejo cuando me veo. Es un gran primer paso para amar.