Crónicas mentales I.


"Yo sé que lo que llama la atención es un ideal buscado, que en su voz se vuelve real y toma nombre y apellido. 
Yo sé que existen años luz entre ideal y real, y qué más peligroso puede ser que atribuirle a alguien el estatuto deseado (y no comprobado). 
Yo sé que su voz, sus palabras arrastradas, yo sé que su físico -su espalda-, yo sé que su manera de hablar, rebotan hacia mi como un boomerang del karma, de un ideal inalcanzable que induce al Yo a seguir buscando, avanzar y cambiar, siempre intentando. 
Pero también sé que debemos ser capaces de buscar (y alcanzar) un real, porque el ideal no existe, es un mundo separado, platónicamente configurado para ser imposible.
Entonces, sus palabras, su espalda, y todos los indicios que encausan mi postura y mis gestos hacia su cuerpo, en algún momento morirán, para ser sustituidos por otro ideal. O bien podrían ser canjeados por un real, un real con ganas de viajar, dispuesto a encontrar, a leer, a compartir. A vivir soñando un ideal, pero en un presente real. 
Mientras esos sucede, yo sigo preguntándome qué clase de ideas alimentan mi inconsciente para inclinar mi Yo presente a ese Otro particular de camisa y jean. La subjetividad como arma, como debilidad y como valor potencia cada pensamiento que pretendiese darse de neutro. Si no lo fuese, quizás, la singularidad estaría en peligro de extinción, y en este preciso momento, yo no estaría pensando en su voz."


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