Viste boluda, tengo que ir hasta el otro lado del mundo a votar. Con lo que me pesa el cuerpo, el alma, la culpa y la mochila que me revolearon, encima de eso, tengo que ir hasta el otro lado del conurbano. A votar al próximo forro que nos va a estafar. Claro, para ella es fácil decir que sacate la mochila, y bla. Pero ¿quién te enseña a ser indiferente? ¿Hay un curso gratuito, online o algo así para aprender eso? Viste que hay gente a la que eso le resulta natural. Tienen un ombligo yoico (?). Pero a mi no me sale, y es un bajón, porque terminas dando vueltas sobre lo mismo, old the time. 
Que si yo puedo, que si tengo, que si yo quiero, que si él quiere, que si él puede... 


"Te comprás un libro, un par de zapatos, te comprás inyecciones de calma. 
Perdés el hilo, te quedas en blanco, algo estalla y no hay salida de ese momento. 
Te comprás un sueño, te compras un duelo para no llorar(lo) tanto.
Jugas mal las cartas, no hay vida ni alma, perdes la esperanza mientras perdes el tiempo pensándolo.
Te mintieron con la libertad, con el amor y con ganar, te mintieron tanto, lo ocultaron tanto; aprendés a no esperar, aprendés a no confiar, aprendes a lastimar.
La profecía autocumplidora del centro de mi cuerpo está haciendo estragos con lo que queda de mis sueños. Lo escondido del icerbeg está condicionando cada risa, cada llanto, cada canción, todo lo que fuimos, y ellos, nosotros, vos, y yo. Y el discurso que no cesa, la lástima y el desamor, un discurso hostil y en el medio estoy yo, replegándome más en mi."




Ya perdí la calma, no puedo encontrarla.
Una de estas noches perderé hasta el alma.

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