Cartas a otro analista

"Si le damos la vuelta al mundo por todos los trópicos y los meridianos yo sería aún más feliz, pensé una vez en una cita en un bar. Y aunque quizás todo era una fantasía en mi cabeza era real, era verdad. Si fuéramos capaces de dominar el tiempo, incluso nos angustiaría la rutina, el día a día y también, claro, la vida misma, la esperanza de aprender alguna vez que el tiempo no todo lo cura y ni el amor todo lo puede; que la verdad cruza las calles de la honestidad y la crueldad; que a confiar y a temer también se aprende, ¿si no apostas? claro, también puede salir mal. Y que el trabajo es una decisión, que vivir es decidir, y ¿de qué extremo de este sistema atroz querés estar? Escalas en la jerarquía de un mundo que mira para abajo con desprecio y para arriba con envidia, ¿adónde querés llegar?  
¿Yo? Yo quiero viajar. Y si en ese cuento el tiempo es una oportunidad, el fuego se apaga y muere, y mueren todos en mi inconsciente, y que qué hacemos con el tiempo cuando elegimos compartirlo.
¿Yo? Yo quiero tu risa y tu alegría, tus sueños y tus deseos. Generar ondas de felicidad que se interioricen en vos, generar recuerdos y disfrutar; brindar cada día por aprender a disfrutar.

Sabes, a veces estoy un poco ausente, quizás un poco enroscada. Pero no te preocupes, nunca es tu culpa, sólo soy yo alimentando un poco más esta manía de pensar. 

Si en la isla cuando cortan la luz haces dibujos en el cielo, ¿en quién pensás? ¿a quién le rezás? Siempre, pero siempre desvarias. Las plantas de mi jardín crecen y también crecés vos, cada día en mi imaginación, te alumbra el sol, te abraza alguien más, en este círculo infinito cuando gira la Tierra alrededor del Sol, cuando llueve en las sierras y también en tu habitación, ¿qué hacés con el tiempo? 

¿Yo? Yo quiero viajar. 
Pero a veces, elegir quedarme es amar y también es libertad."

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