Volví a escuchar El Bordo después de mucho tiempo. ¿Será que las tristezas nos devuelven a aquellos lugares donde supimos ser felices? Introvertidos y hacia adentro encontramos ¿qué? Yo encontré canciones viejas y desgarros nuevos. También me encontré escribiendo después de mucho tiempo, antes me salía mejor eso de canalizar el dolor con palabras. Ale dice que paran tres minutos y el día a mi tampoco me avisó del desvelo y los recuerdos, de la angustia y el aturdimiento. 
Y no podía respirar, no podía caminar. El suelo era un lugar tan bueno como cualquiera en el infierno que dejó por casa, frente al vacío y la sinrazón.

Me obligo a levantarme para ir al trabajo, paso por paso, saliendo de la cama, vistiéndome, las zapatillas, el peine, la hebilla... y se complica más con la comida, un sorbo de té, media galletita de agua. La mochila, la sube, las llaves... y se repite el mismo doloroso ritual cada mañana y el desgano, la apatía, la abulia se me impregnan al cuerpo y sólo voy por inercia haciendo lo que supuestamente debo hacer. Y miro y no veo nada y las palabras de la gente me llegan como enlentecidas, y soy como el Fantasma de Árbol, y nada me toca y nada me llega y sólo respiro aún sin darme cuenta de como eso también duele.

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