No me gusta poner títulos...

Perdida en alguna nebulosa de eso que Freud llamó conciente (y quizás no tanto...), dejando que mis zapatillas se sigan gastando y me lleven a un lugar desde el cual pueda regresar a mi yo. Y también a mi casa. Como estando perdida en otra dimensión confusa, más perdida que la actual, más tranquila, menos real... En ese lugar donde no escucho, donde no miro, donde mis sentidos quedan paralizados y sólo protagonizan el presente los elementos intangibles de mi mente, simulando, imaginando, pensando y sintiendo, encontrando más preguntas enterradas en el fondo, y respuestas que deben ser tan explícitas que no se dejan ver. Sin tener noción del tiempo correr, las agujas suspendidas en una atmósfera de ideas, extraviadas hasta que decida mi conciencia total regresar a ésta actualidad. Y dejar de navegar. Entre alas de sensaciones camino dos cuadras hasta llegar a la escala, esperar y continuar. Todo sigue tan raro y mis pies siguen deambulando, y mi corazón dando sobresaltos. Y todo está tan raro, las cosas van al revés, o quizás antes no estaban del derecho, el mundo sigue girando como si nada hubiese cambiado. La multitud de la ciudad sigue trabajando, y entre tantas personas no existe ninguna que no deje de robar las sonrisas de los demás, que no me endeude con su culpa inventada y me haga desconcertar. Que lo días pasan como si nada hubiese pasado, que las noches siguen sin descansar de pesadillas y la Luna vanidosa se burla de mis ojos desvelados que no dejan de pensar en su miedo y en su ausencia, en su odio y en sus quejas. Que las tardes son inmensas, que las mañanas no tienen Sol, y en las semanas del almanaque sólo se marcan las que tienen su canción. Si los robos a palabra armada frenaran de vez en cuando, si las historias del boca en boca dejaran de contarse, si las nubes se alejaran y los espectros del recuerdo me dejaran respirar. Si su asalto a mi orgullo estuviese mal planeado y pudiese darle vuelta los tantos. Si mis pies se diesen cuenta que es hora de bajar, pero que tiene de malo perderse una vez más, si tal vez así, en algún momento y de verdad, me logro encontrar.

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