#EstúpidoLunes, nivel II

Es lunes. Ya de por sí no tiene mucha gracia, y para colmo llueve. Pero cada día tiene su encanto, y el de este es pura y exclusivamente saber que la semana termina en jueves, no en viernes. Entonces, sería como un viernes al cuadrado.
Hoy vino una señora/cliente/maestra/profe de matemática a sacar fotocopias de unas evaluaciones. Y mi curiosidad estaba ahí, latente, esperando algo que  avive el estúpido lunes, cuando vio "Despejar X". Oh sí. Esta parte de la matemática me gustaba. Marchen 16 fotocopias para la cliente de la casa mientras yo resuelvo el problema. "La X me da 15 al cuadrado". "A ver, pasame que te corrijo". Oh sí, la gloria eterna, me dio bien el ejercicio de matemática. Hace más de año y medio que no veía una X pegada a algún número.
Si despejar X fuese el equivalente a despejar la cuestiones de los síntomas distractores, yo podría recibirme en tres añitos, en vez de en seis.

Mañana será martes de Psicología social. Se me hace agua la boca. Y me importa lo mismo que la física cuántica cuántos chicos lindos haya, porque hay un texto gritándome "Leeme", uno muy sexi y prometedor (esperemos). Además, hay otra (otro, sería) razón mucho más interesante por la que los futuros colegas ladrones de pacientes no me interesan, pero dicha cuestión no viene al caso. Hoy. Porque ya fue caso y re contra caso del Chaplín de la semana (de ayer, como dice el comediante por ahí). 
Igual, está pronosticado lluvia para mañana a la mañana, lo que significa que mis bohemias y sensuales zapatillas de El Principito van a pasar por la ducha. Y yo por el resfrío, again. Y puede ser un encantador martes pseudo hippi, si mi facultad sigue teniendo esas mediaslunas de jamón y queso a precio increíble, aunque todo va a ser una multitud, un gran caos buscando aulas, comisiones, certificados, y conocidos!
Mientras tanto, sigo en una nube perdida en medio del Limbo, entre la poco prometedora idea de ir a bañarme o seguir flotando en la nube, esperando el milagro ♪. Y a punto de recibirme de pelotuda por quintugésima vez en las últimas 48 horas. Y a ahí no más de entrar en el guinness. 

Inevitablemente, volveré a cierta espeluznante rutina. "Casi sin comer, siempre sin dormir." El celador del pasillo que comunica a "Una noche acogedora" con "Una noche con pesadillas de mostros y otros seres de vos" se las toma cuando quiere y me deja, como quien no quiere la cosa, en bolas y con los ojos vendados (vaya casualidad) contra el fantasmita de la materia de los miércoles. 

Soy un parche. Un parche desgastado, caminando, soñando, flotando. A veces indiferente, a veces permanente, quien dice presente y a los cinco minutos se vuelve ausente.



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