A un nombre tan común.

"No lo asesinaron, no lo secuestraron. No fue culpa de la violación de los Derechos Humanos, no fue culpa de un perverso mal intencionado; no está viajando ni por el Cielo ni en el Infierno. Está solamente alojado en un recuerdo (sólo en uno) de muchos años, está poderosamente lejos y es que quizás, en realidad, nunca estuvo por acá. Pero sigue inconsciente, buscándolo entre toda la gente, en realidad sólo quiere reemplazarte, gritarte, golpearte, despreciarte en un instante con la intensidad de esos diez años. Te está viendo estancado en un momento como si el tiempo no corriera, te sigue soñando con otras caras, con diferentes nombres y nunca encajan, te está viendo alejándote, ignorándole, te está viendo, lo está sintiendo. Y lo está reprochando, por todos estos diez años. Debía analizarla y nombrarla, darle entidad a esta furia interna que instaló cuando desapareció, para así luego dejarla fluir. Y dejar de buscarte, porque en realidad, sencillamente, nunca estuviste y por eso no puede encontrarte."



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