Pero a los ciegos no les gustan los sordos.


Quizás esté mezclando las yerbas, los dulces de Hansel & Gretel con lo ácido de mi mente, incapaz de definir qué saborizante elegir para aquel plato.
Reconozco atisbos de frialdad, de temperaturas bajo cero como el Muro, ese Muro que alguna vez ha sido edificado, identificado en mi. Reconozco completamente lo filoso de mis palabras, lo cruel de mis conjeturas, lo injusto de mis fantasías. Sé a ciencia cierta que esta inconstancia no suele remediarse con el tiempo, que tenemos un aspecto y sólo uno, de todos los que quiero.

No creo en el amor como amor entregador, como humano vulnerable y humillado. Creo, que desde sus ojos me ve irreal, ideal. Es decir, no me está viendo, sino que está armando su propia representación de lo que cree que soy. No me conmueve pinchar la gran piñata de su ilusión, no me conmueve su dolor. Yo jamás fui eso que él soñó, jamás le di ni la mitad de eso que esperó. 

Indecisa, cambiante, volátil. Tal vez. Pero vos sabés, siempre te aclaré: no te enganches, no te haría bien. Si luego tu narcisismo esperaba cambiar mi parecer, transformarme en la princesa de los cuentos de hadas, ese, realmente, ya no era (ni es) mi problema. Y verdaderamente detesto ser, parece, tan cruel. Pero no me conmueve tu demanda de amor, tu necesidad de aceptación. No me conmueve la falta de herramientas en tu repertorio personal para afrontar lo propio de tus emociones, la carencia sentimental y la exigencia sorda, ciega y aniñada que planteas. 

Superyó y culpa mediante, ¿seré una persona cruel? ¿Cuál es el límite entre la lástima y la crueldad? Intento no caer en la primera y casi irremediablemente sufro la segunda, y pienso: qué poco me genera, qué poco me causa una persona que se deja basurear, que no se preserva a sí misma, en pos de "amar". Ese amor disneylizado, inexsistente, novelesco, enfermizo. No quiero ese supuesto amor; no pretendas que te de más de lo que estoy dispuesta a jugar. Yo no quiero tu dolor.

Espero, del amor, que valga la risa, y no la pena. 


Y un corazón no se endurece porque sí.


Comentarios

Entradas populares de este blog

.

Montaña y símbolo fálico.