Punto a tener en cuenta: No dejés de comer. No intentes entusiasmar a tu estómago con un té con leche, dos tostadas, media milanesa y cinco galletitas durante 48hs, porque, claramente, vas a fallar. Digo, seguramente en ese momento no sos consciente, tenés dolores más agudos que atender. Pero el sábado cuando te levantas, sin comida, sin agua, con el vacío ramificado del corazón a la panza, e intentas comer. Bueno, no está bueno, valga la rebundancia. Quizás uno pueda acostumbrarse a no comer. Fue como ese mes viviendo a té. Las mismas circunstancias reducidas a dos días, la comida, una rama del dolor, una rama del solitario, un ábol lleno de ramas. Entonces, o comés o no comés. Esto de los grisis mata peor. A ver. Ánimo por la General Paz, organismo por Rivadavia. No seas estúpida, no las mezcles. Se vuelve cuasi patológico.

Y nunca paró de llover. 

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