Atlas.

Llegada a este punto claramente nunca sé cómo empezar. 

Me gusta el chocolate. Me dan mucho miedo las cucarachas y hoy descubrí que los gatos chiquitos, en su etapa de crecimiento donde parecen ratas, también. Tengo la panza chata porque detesto con el alma las pautas de imagen del siglo XXI con su consumismo y materialismo, pero me encanta mi panza chata. Porque a mi también me ataca con violencia el estúpido y despreciable patrón. Extraño mucho mi facultad. Me liberé de la violencia producto de un 50% de coincidencia genética.
Odio que me interrumpan cuando escribo. Escribo así tal cual pienso, y esto es tal cual yo. No escribo para nadie más que para mi. Pero aún así creo que aunque el lenguaje es un arte casi divino, expresar exactamente las imágenes mentales y su intensidad es imposible. Y me exprimo las neuronas intentando ponerle nombre a cada evento mental que prende las luces de esos aparatos de imágenes que tanto le gustan a los científicos cuando se activa un área cerebral. 
Desprecio mucho esa cuestión presupuestaria que se evidencia en el ámbito académico: Tengo la sensación de que Económicas y Exactas reciben más presupuesto que cualquier otra facultad de humanísticas: Sociales, Psicología. O incluso Medicina. Es aberrante. Claro, tengamos miles de ingenieros, o contadores, pero que sean todos neuróticos, psicóticos o pateticamente depresivos. O que la elite acceda a un científico de no sé qué cuerno, pero mantengamos la distancia social tan característica de este país. Sin ánimo de marcar un tinte troskista, ¿qué carajo están haciendo con esta sociedad?
De vez en cuando me ataca severamente la necesidad de plasmar en palabras exactas una respuesta clara a "¿Quién sos?". Nunca te preguntaste ¿Quién sos?. Dale, replanteate tu vida si nunca te atosigaron momentáneamente las preguntas de esa índole. Somos un poco de lo que otros hicieron de y con nosotros, y viceversa. Y ahí es donde la rueda vuelve a girar cual ruleta rusa y empiezan los rasgos característicos más sencillos: Me gusta leer, me gusta escribir, amo a la banda de mi vida; las aceitunas y las pasas de uva me dan náuseas pero disfruto mucho el chocolate; no puedo estar un año sin hacer ejercicio; creo que el cambio empieza por la escuela y que todos somos responsables de un pequeño o gran porcentaje del desastre humano donde estamos nadando. No creo para nada en ese cuento de la incondicionalidad, me resulta un arma mediocre clásica tipo película de Disney. 

Quizás la próxima vez me digne a contar una historia en vez de simplemente numerar descripciones. Pero ya vez, no es tan sencillo alejarse de uno mismo y ver qué sucede cuando coqueteamos con la imaginación. Porque todo deja una huella de uno, y tal vez es algo que no estamos dispuestos a saber. Igualmente, tengo pensando ir próximamente a exprimir mis tres secciones de iceberg freudiano y adentrarnos en la oscuridad. Existe algo oculto a lo que no somos capaces de llegar, algo disfrazado de olvido que no revela su esencia. Si no están pensando qué es eso, si no te atrae cual polo magnético a un imán, explicame, con tu corto o inmenso vocabulario, cómo te miras al espejo cada mañana, cómo te definis como persona cada día que te levantas si al final de cuentas sólo estás viendo una parte de tu propio ser. ¡Hay algo oculto en vos mismo que no sos capaz de ver!

Carry your world, I'll carry your world.

Debemos ser capaces de alcanzar la gloria, de volar lo suficientemente alto admirando todo el espacio y la infinidad mundial aún sabiendo de los riesgos, aún disfrutando del placer temporal. La magia resuena en la libertad de conocer la verdad y con ella poder ir hacia delante. Magia es un poco de valor, de pesquisar cada centímetro mental hasta abarcar todo lo posible porque hay un deseo en su más fiel expresión que responde al famoso "Who are you?" que ya cantaban Los Jú por aquel entonces. A la infinidad misma que las palabras nos brindan, a la infinidad geográfica que el planeta nos presta (como dijo un filósofo una vez "Nadie se baña dos veces en el mismo río"), a la eterna búsqueda de lo real, entonces, mi vida, vayamos viajando recorriendo cada oportunidad.