Palabras

Hay miles de maneras para dividir a las personas. Desde los tiempos más remotos, desde La Biblia hasta Disney, empezando por "Buenos y malos", "Hombres y mujeres", "Grandes y niños".

A mi me gustan otras distinciones: 
Psicólogos / No psicólogos.
Le gusta el rock / No le gusta el rock.
Lectores / No lectores.
Ahí, stop, alto. Tengo una fascinación alarmante con el lenguaje, en definitiva creo que desde siempre, como por arte del destino (?), el psicoanálisis estaba puesto en mi carrera para causar un poder de atracción sobre mí. Y junto con él, las palabras, la comunicación, el arte de expresarse. Bueno, entonces, a Disney le estaría faltando una película con esa temática: Yo leo, vos no lees. 
Yo leo, yo escribo, somos perspicaces, capaces de cualquier sutileza, como depredadores silenciosos rebuscando entre lo profundo, el sentido de las sílabas que cantan algo oculto; el arma más antigua de todas las profesiones e intenciones. Desde Maquiavelo hasta Paulo Coelho, cada uno a su manera, usando palabras para vivir, para dominar, para contar historias y llegar a alguna célula humana y hacer implosión. 

A nadie le importa demasiado, pero yo brindo por la gente amante de las palabras, con la capacidad de explicarse, de hacer del caos algo un poco menos oscuro, pudiendo echar luz sobre los rincones más perdidos, mundiales, intelectuales, emocionales y mentales de cada ser que camina a su lado. 

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