Ensayo de un análisis inacabado.

Ensayo general para la farsa actual, teatro anti disturbios.




¿Qué dirías si pudieras alguna vez leer mis pensamientos cual libro abierto? ¿Qué dirías ante tanta ambivalencia, ante tanto descuido? 
   Supongo -le dijo-, que una porción grande de la madurez es aceptar lo que no puedes cambiar. Estoy convencido de ello. Tu no puedes cambiarme a mí si yo no quiero cambiar por mí mismo. Deberías intentar aceptarlo, ¿no crees? La vida sería así más fácil. 
¿Cómo te enfrentarías al reclamo y al desgarrador desamor?
   Quizás no lo haga -pensó-. Quizás no quiera lastimarte, pero tampoco me atreva a enfrentar mi propio reflejo cuando tus ojos cargados de amor, de desprecio y decepción me miran fijo buscando respuestas. No sé qué más podría hacer, simplemente, si yo no puedo darte lo que buscas... Quizás, deberías cambiar lo que buscas en mí. Ya que a mi, no puedes reemplazarme.
¿Cómo actúas inconscientemente en dos papeles a la vez? No puedes ser Dios y diablo, no puedes ser roles opuestos, no esta vez.
   Instintivamente -contestó-, y en este plano imaginario, te digo que no lo hago, yo no juego en dos equipos a la vez... Pero si pudiera descentrarme, si...
Si pudieras por un momento, hacer caso al feroz reclamo, si pudieras realmente analizar la situación y cumplir, cumplir con el estúpido rol ya que nadie más puede hacerlo.
   Todos los seres humanos -dijo, tranquilamente- sobrevivimos a la falta de un rol que la sociedad nos plantea como imprescindible. Sencillamente, sobrevivimos. Tu más que nadie puedes hacerlo. 
¿Yo? Yo no quiero hacerlo. La falta es necesaria. Pero no puede ser eterna.-




Yo no sé dónde va, yo no sé dónde va mi vida.
Pero tampoco creo que sepas vos.



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