Cartas a un analista I


Siempre estás en artista y te haces el genio,
cultivas tu aire ausente y despreocupado
porque te súper gusta hacerte el raro.



"Entró al consultorio, se acomodó, y dijo:

-Yo creo que él estaba loco. Bah, que él está loco. A mi, en su momento, me vino bien, como puerta de entrada a un mundo distinto. Pero no había una puta ventana por donde mirar, por donde escapar. Creo que nos rescatamos un poco cada uno. Él, las drogas, el alcohol, el desenfreno. Y yo, bueno, ya sabés.
La ingenuidad, la inocencia, el rock y los amigos de aquel entonces. Eran la locura y la violencia personificadas en un cuerpo, queriéndome, escapándome. Recuerdo el Limbo, la nada, la represión actuando en cada momento de ese año. Fue un largo y oscuro pasillo sin lenguaje, camino al caos.
Y pocos años después, aparece un otro, representa ideas diferentes en un mundo donde yo tampoco encajaba. 
Unos meses más tarde, alguien más normal cumple el deseo adolescente.

Los dos últimos quizás sean más amables. Pero las preguntas remiten al primero, al velo perverso que cubría 'eso'. Era un enfermo. Más pasa el tiempo, más aprendo y más confirmo esa idea. Y para mi, era sumamente contagioso, y nos arrimamos tanto a la muerte que dejamos el terreno de lo simbólico entre ambos. No importa si tiene o no arreglo, cura. Pero en mi afectó de maneras muy dispares: la escritura, el alcohol, las drogas, el amor, el dolor, el desenfreno, el perverso descontrol. 
Y a veces, sencillamente, creo que no era ni tan enfermo ni tan intelectual; era un estúpido jugando con un disfraz hasta que el papel se adueñó de él. Sus aires tan especiales. Le encantaba. Había algo sádico, algo de la mirada del otro sobre sí que le generaba placer. Llamar la atención, ser indescifrable. Teorizá tipo Nietzsche si querés, pero ¿esto? Se parece más a un infante desprotegido llorando por amor.

-¿Y los demás? - Le pregunté.

-Y... después hubo una especie de salida a un mundo normal, tan jodidamente estructurado. Los problemas estaban, claro, pero dentro de parámetros más aceptables. En retrospectiva no parece que haya sido tan importante. No nos dejamos nada. 
Y ahora... nada. Cumple un sueño, un deseo. Pero no por su nombre y apellido, sino por su representación ¿entendés? ¡Es que es tan claro! Representa, hasta con el color de piel, al objeto perdido. Forma parte de la serie de retranscripciones una sobre otra, pero todas tienen ese factor en común. Es muy difícil explicar exactamente qué es lo que tienen que los conecta, pero algo hay. En flashes los veo similares físicamente... Y puedo decirte que no, no es así ni de cerca. Pero hay algo en el pelo, en su cuerpo... ¡En las características que yo les atribuyo! Ninguno de ellos tiene claramente alguna de estas características, pero yo las veo, entre palabra y palabra, en su manera de aspirar y exhalar... Pero en realidad... son sólo una cadena del estúpido ideal. Porque yo creo que se le parecen a él. Pero no podría decir que yo a él lo conocí. Tengo un solo recuerdo. Y ni siquiera sé si es real. Estoy buscando sustitutos. Pero creo que todos hacemos eso un poco. No le veo nada de malo en este tipo de... relaciones. Hay un tipo, un estilo de hombre que no me provoca. Y pude definir por qué: es tan diametralmente opuesto a ese del ideal, parece tan aniñado que me es imposible verlo. Es incapaz de entrar en la serie, en la cadena de representantes. 
Yo sólo puedo desear a alguien que se parezca al ideal. Hay víctimas, hay héroes, hay amables y los hay violentos. Es poderosamente difícil encontrar el adjetivo apropiado, pero no es ninguno de ellos. Está fuera del lenguaje... y por eso no puedo dejar de buscarlo. 
Pero no está tan mal. En el camino pude buscar otras cosas, tomar otras opciones, viajar, conocer, darme la cabeza contra la pared hasta el desmayo y bueno, crecer, aprender, qué sé yo. Estoy feliz por el rumbo de las cosas al menos por ahora... sabemos que no suele durar mucho esto, pero no sé, el último año parece haber pasado volando con mil cosas en el medio. Muertos los ideales impuestos, sólo queda armar (y amar) los propios.

-Terminamos por hoy."

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