Rojo furioso
La felicidad tiene que ver con la paz.
Se pinta las uñas de rojo furioso mientras lee a alguien que escribe de dos que no saben entenderse.
Yo me pinto las uñas de rojo furioso mientras esquivo alguna que otra idea recurrente que aparece en mi mente con total impunidad, y Yo en mi desidia elijo, siempre elijo, esta vez callar. Resulta más reconfortante esta tarde pensarnos y sonreír.
Se pinta las uñas de rojo furioso mientras piensa que qué felicidad es entenderse y discutir, como prefiere mil veces este estado cuasi zen de existir, ese fatal y continúo fluir entre núcleos interpersonales que logran hacer funcionar lo que el mundo, en su afán de comprender, llamó felicidad.
Quizás la injusticia, la pobreza, la violencia explícita y vivenciada de la mañana gris de un día extraño haya logrado realzar el matiz brillante de la conjunción de relaciones amables que pudo abordar.
Luz son ellos cuando comparten el sonido que no es ruido, luz es su relación cuando entre el desastre y la oscuridad la empatía tira un salvavidas; brillar es cuando ellos comparten un momento. La calma, la tranquilidad compartida, eso es brillar, es una retroalimentación inexplicable y eso, eso debe ser la felicidad."
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