Agitas TANTAS cosas en mi corazón
Rotación, traslación. Sos el motor por que suelo respirar.
Estábamos en una especie de anfiteatro invertido, con la cima en el medio, tirando hacia la izquierda, e iba bajando de a escalones muy amplios, casi paredes hasta llegar los límites. Había poca gente -como antes ♪- pero el clima era tan especial. Épocas, cosas.
Yo estaba caminando por la tarima de arriba de todo, la última, flequillo parejo, vestida cómoda como nunca y muy tranquila. Y vos y tus secuaces salieron, cada cual con su girlfriend de cuerdas, al centro del parqué, sonrisa mediante del famoso de la secta, a empezar. Muy calmo caminaste, me agarraste de la mano -cuánta paz me das- y me llevaste a tu lado, nos sentamos, y parecíamos paradisíacos entre la escasa multitud. Qué momento este, sublime de los pocos, esos que dejan una sensación de armonía entre todos los astros, los seres y la energía que hace girar mi mundo.
De la nada estoy abajo, mirándote, entre toda la gente, y hay unas puertas que dan a la nada, a lo Fort Boyard -niñez- que sin lugar a dudas significan miedo. Salieron unos gordos enormes, cual peleador de sumo aumentado considerablemente en su tamaño, con unos "garrotes" en la mano agitándolos salvajemente, y nos empezaron a perseguir. En mi lucidez post onírica, eran once (acto fallido, eran siete, no sé porqué puse once...). Corrí, creo que tuve una última imagen del podio y de vos.
Y el dolor me despertó.
Quiero que me sigas sosteniendo, volver a sentir tus manos que me salvan del dolor. Tres de la mañana.
Seré tu esclavo por otra noche más.
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