Síntomas de un finde largo, episodio I.

"No somos ni un poco originales. Somos la réplica apenas personalizada de la historia pensada por él, por ella, por aquellos, por muchos. 

Estamos viajando a Bombay, y yo hasta ayer no sabía ni en qué lugar del mapa estaba. Vos seguro que no, ya por costumbre, pero yo no puedo dejar de mirar el cielo y la nada misma desde el avión, las luces de anda a saber qué ciudad allá abajo y las estrellas que parecen fugaces rodéandonos. Es tan indescifrable el caos del cual escapás, porque sé que debés estar huyendo de algo para hacer esto.

No es que hayas preguntado, pero no quisiera que extrañes mi abrumadora sinceridad: yo estoy buscándome. Y me veo en el reflejo de tus ojos, y me hundo en ellos para verme desde fuera. Al caos tan violentamente naturalizado estoy jugándole un poco a la escondida, un poco a la muerte misma. Acepté el equilibrio entre el deseo y la resignación a ciertos objetos de amor cuando descubrí que mi vida no era cambiar la suya, no era prestarle mi energía a nadie. Acepté al tan devaluado egoísmo como amor propio y me convertí en alguien entero, rechacé el tan absurdamente sobrevaluado 'dejar todo' y sólo dejé de ser quien no era. 
Tengo guardados bajo siete llaves los recuerdos de la violencia, tengo marcadas en la personalidad los vestigios de mentiras y misterios novelescos y aún así acá estoy, buscando un reflejo que responda a este deseo. 
Corrientes distintas del mismo río guían nuestras preguntas y sin embargo, acá estamos, al lado, intentando.

Grité que no prestaba más mi cuerpo, mi alma y mi tiempo cuando vi años de mi vida consumida en utopías. Generaban ira dentro mi esas sutilezas tan mediocres, esos infantilismos tan patéticos, esa bandera de la víctima, del dolor por el dolor en sí. Rechacé la figura que esperaba y sintomáticamente me desplomé, inconsciente. Sufrí la pérdida, la herida narcisista del '¿Por qué a mi?'. Y no tenía más alternativas, así que crecí. 
Y te vi." 




Cada día trae siempre todo lo que no pasó, 
hoy tenés camino libre ya sabés lo que es peor.
Hay quien siempre está llorando y culpa todo alrededor,
hay quien abre una ventana en medio del paredón. 

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