Quizás en una de esas tardes insospechadas, deambulando por calles poco recomendadas, por avenidas transitadas, por atajos invisibles, quizás, cuando mi mente estaba volando, lejos de este planeta, vagando por las estrellas y tratando de olvidar los males de la Tierra, se hizo amigo de una estrella y ahí se quedó. No me puedo quejar, aunque no sea yo quien lo maltrata. Tal vez haya encontrado compañía, alguien agradable con quien estar, tal vez, sonrió en pleno y se quiso quedar. Tal vez, yo no lo supe cuidar, acaso se hartó de la gente mala que no sabe apreciar, acaso se cansó de tanto desprecio, y tan triste se fue a volar.Quién sabe de dónde sacó sus alas... de yo saberlo lo hubiera previsto y lo hubiera evitado... Quién sabe dónde anda escondido ahora, sin que lo quieran encontrar, repleto de belleza pero rebosante de miedo, sin que lo descubran y temeroso de volver a sangrar. Quizá el que lo encontró entendió un poco de su locura natural y no la juzgó. Quizá hasta lo aceptó tal cual es, sin reproches, sin condiciones. Y mi corazón se quiso quedar. Y yo sigo acá, sin ningún argumento para decirle que vuelva, si yo sé que allá está mejor. Lejos de toda ésta ciudad cruel, que sólo piensa en su imagen y en su dinero, que sólo piensa en su superficial manera de ser, que sólo piensa en ganar, que no siente, que no siente nada más. Se molestó con todos ellos, no los supo aguantar, no como yo que no tengo opción, él decidió irse y no sé si quiere volver. Yo creo que encontró alguien que sea amable, alguien que sea verdadero. Creo que cuando salí a caminar alguna de esas tardes que iba para algún lado, tantos pensamientos, tanto descrédito y tanta soledad le hizo mal, y se quiso marchar. No lo puedo culpar. Yo sé que desde un punto del cielo, él me sonríe y me dice que cuando encuentre un amigo en la tierra también
Y escuchando música en inglés de fondo mientras editaba un dialogo escrito es este mismo blog, me di cuenta de porqué me llamaba tanto la atención. Era cierto, ese dialogo podía plasmarse perfectamente en la realidad. Porque aunque en esa historia (Crepúsculo) al final es todo feliz, es tan corto como leer el libro, y en cambio, nuestras vidas no son un libro. No podemos volver atrás y releer con exactitud párrafos de actitudes, respuestas, acciones. Sólo podemos esperar a que nuestra memoria las guarde en sus profundidades con el menor tono de subjetividad posible. Plasmado en nuestras vidas, creo que si dejarte es lo correcto, si eso hace que todo sea más llevadero y con el tiempo la costumbre nos gane a los dos, si decir adiós es lo que hace bien, si preocuparse de ésta forma sólo por tu felicidad, sólo por tu estúpida comodidad e irritantes conceptos de la confianza y la amistad, si terminarlo es lo correcto, yo sé que sí dejaría que suceda. Yo dejaría que la distancia cobre vi
"Nunca nadie me dio a elegir, pero como no hace falta, te cuento: seguramente a alguien ya se le ocurrió relacionar a las montañas con algún que otro símbolo fálico, pero a mi acaba de cruzarseme por la cabeza. Es más, se lo voy a comentar a mi psicóloga a ver qué me contesta, con que fijación me salta. En vísperas del fin de mis considerables vacaciones, con un paciente por delante (ay, que miedo) y el esperado inicio de clases universitarias golpeando la puerta, llegué a una conclusión (bien Guada, por algo se empieza!): La montaña le gana a todos. Siguiendo con la hipótesis fálica, si, según el psicoanálisis, el falo es desde una etapa por la que todos atravesamos hasta el inconveniente más oculto de todas las deidades y realidades femeninas, y, en consecuencia, si Montaña = Falo, no tiene nada de particular mi amor hacia determinado paisaje (porque 'objeto' suena feo). Habrá personas que siguen enamoradas de sus padres (Vos, analizate, pelotuda/o), habrá los cuales h
Las pocas ganas de salir de casa, las ganas violentas de romper todo y cagar a puteadas a todo el mundo. Las ganas de dormirme y amanecer el mes que viene, las ganas de que me importe muy poco, las ganas de verte y saber que no, porque qué sé yo, no sé, AH. Dale, hoy te tenés que copar Bordo, no tira nada que vuelva de Temperley y me acueste pensando en recitales de hace un año. Voy a mandar a todos a la mierda. Y sí, ya sé, no me voy a sentir mejor. Já.
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