El don de no ser indiferente ♫ .

Estoy haciendo tiempo en la estación de Castelar... Terminando un trabajo práctico de geografía para mañana. Parece que las semanas se suceden unas a las otras de manera irregular... Yo no sé que tendrá el tiempo que anda tan disparejo, si las agujas estarán torcidas o será mi cabeza que lo siente al revés. Quizás, el año haya pasado muy rápido entre nosotros, y yo siga estando varada en un enero, en un marzo. Salvo vos, que seguís tu vida normalmente. Debería aprender a que no me importe nada de eso, y que los días sean sólo días en mi vida. Tal vez, el año fue muy dinámico, los meses pasaron y siguieron pasando, y nosotros nos quedamos atascados en algún lado. No, perdón. Yo sola me quedé varada, porque vos continúas siempre tan indiferente. Yo no sé que tendrá el reloj que ahora que quiero salir de una buena vez, los minutos son larguísimos. Yo no sé cómo harás vos, que nada te afecta, que nada te cambia. La gente pasa por la vereda, y todos tienen algo que contar, y este teclado anda tan bien, como particular nuestra “relación”, no sé de qué, pero relación al fin. Una noche de esas que no terminan bien, una noche en una esquina, me puse a pensar, como dice Guasones, “si crece así nos va a tapar”. Viejas Locas volvió a tocar en medio de un monumento al descontrol, y según dicen, a la mala organización. No es que me guste su música, y es mas, me parece que este tema no lo tocaron, pero “bien sabes que me cansé”, y por sobre todas las cosas, mientras las personas siguen caminando, las agujas no se mueven y nosotros seguimos en la nada, metidos en la inmensa nebulosa de esa cosa rara que no une, más allá de eso, más allá de Guasones y de Viejas Locas, la canción, seguro vos sabes como sigue, pero no todos son rock, continúa con “en tu mundo no encajé”, y como vos, allá se va un tren…

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