Gracias por olvidar lo que nunca te di ♪ .

¡ Una vez te pedí que entraras en razón !


El corazón retumbó en su pecho cuando vio todas las líneas que había escrito. El corazón le dio un salto cuando la idea de irse a un lugar que deje atrás el perímetro bonaerense se le presentó.

Su cabeza ni siquiera se inmutó ante tanto movimiento cardíaco. Su cabeza seguía pensando en los compromisos que debía afrontar esta nueva semana.

Su espalda gritó de dolor cuando las contracturas dieron su show. Su espalda no podía soportarlo todo: tener encima las responsabilidades que cumplir y por delante la visión particular de su corazón.

Después de un breve momento de angustia que intentó no prolongar y despachar hacia fuera para que sus sueños no se hicieran eco de la situación, decidió cortar todo vínculo con la realidad y adentrarse en la más profunda hipnosis que podía ofrecerle su fantasía.

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